*Menores a los que se les da todo lo que piden son carne de cañón para el narcotráfico
*También son presa aquéllos que vienen de familias “desestructuradas”
Yhadira Paredes
Xalapa
La delincuencia en todos sus niveles ve en los niños y adolescentes que crecen sin límites y provenientes de familias desestructuradas el campo fértil para formar a sus nuevos integrantes, aseveró el psicólogo Juan Pablo Arredondo.
El especialista en temas de educación señaló que actualmente los niños, adolescentes y jóvenes que crecieron con una educación abierta y en la que se les dio todo lo que pedían son quienes, por ambición, sucumben al coqueteo de los delincuentes.
En ese sentido, reconoció que la delincuencia organizada, el narcotráfico, el narcomenudeo, y esta tendencia de los jóvenes, sobre todo en el norte del país, a visualizar como profesión u ocupación laboral el narcotráfico, es producto del tipo de sociedad que tenemos donde todo se les da, se les permite y lo obtienen de manera inmediata.
“¿Cuál es la manera más rápida de hacer dinero?, es en cuestiones ilegales. Si un chavo lo que quiere es dinero va a robar, va a irse por el robo de autopartes, robo de dinero a los papás y abuelos, el narcotráfico, el narcomenudeo. Eso es lo que está generando”.
A eso se le agrega la falta de estructura familiar, los conflictos de las parejas, la falta de supervisión —pues hay padres de familia que consideran que los niños crecen solos con la ayuda de una tablet, una computadora y una laptop—.
Juan Pablo Arredondo manifestó que la demanda voluntariosa y caprichosa de un hijo hacia su padre es una conducta que alerta la posibilidad de que el joven está en riesgo de involucrarse en situaciones delictivas.
“Hay chicos de 14 años que les pegan a los padres, los avientan, pero esta situación es donde ya viene una cronología de acciones de los niños que no surge de un momento a otro. Pero no hay más ciegos que el que no quiere ver”.
Agregó que actualmente predomina la tendencia de “ser amigo de mi hijo” para ser “buena onda”, “es padrísimo que los amigos de mi hijo quieran salir con nosotros porque es buena onda”, pues resulta más atractivo que poner límites, educarlos y hacer que respeten la autoridad.
Finalmente reconoció que una de las grandes paradojas de la familia moderna es el trabajo en exceso.
“Pregúntale a tu familia qué prefiere: ¿dinero o presencia?, este cliché de lo hago por mi familia tiene grandes contradicciones, porque tu familia requiere más de ti que de tu trabajo”, concluyó.