Naldy Rodríguez/Xalapa.- La vieja silla y batería de un auto, una computadora portátil de uso y una base metálica con ruedas se convirtieron en el prototipo de un sistema de control óptico en una silla de ruedas para personas cuadripléjicas.
Dos jóvenes veracruzanos, originarios de Coatzacoalcos, son los creadores de este artefacto que, aunque bastante rudimentario, sería capaz de dar movilidad y autonomía a quienes padecen parálisis de los brazos, manos, tronco, piernas y órganos pélvicos.
A través de un sensor óptico y táctil, que se activa con la lengua, el paciente podrá mover la silla en la dirección que desee, pero también podrá entrar a la computadora y navegar por Internet.
La idea surgió de Iván Hernández de la Cruz y su compañero Luis Flores, del Instituto Tecnológico de Coatzacoalcos, quienes pensaron en desarrollar alguna tecnología que sirviera a las personas con discapacidad.
Después de horas y días de estudio sobre la cuadriplejía, los estudiantes del séptimo semestre de Ingeniería Electrónica se percataron de que los pacientes pueden aprovechar la lengua como un recurso para obtener movilidad.
“Que pueda obtener movilidad mediante el recurso de la lengua… manipular la laptop, ir a los lugares que quieran y entrar a una página social, navegar en la web”, describe el joven de 21 años de edad.
El primer reto de los jóvenes fue la falta de recurso: estudian en una escuela pública y provienen de familias de pocos recursos económicos. Por ello, reciclaron la mayoría de los productos y objetos que utilizaron para armar la silla y su sistema eléctrico.
“Hice varias pruebas con otros sensores, vi que me iba a salir muy caro, dije: hay que hacer uno más económico y más accesible para todos”, explica Iván Hernández.
La silla de ruedas para personas cuadripléjicas que elaboraron los jóvenes cuenta con su propia fuente de energía, conectada a un inversor de corriente para dar la electricidad alterna y cargar su computadora portátil y su celular.
Para comercializarlo, deben antes buscar otro dispositivo que tenga más tiempo de carga y alimentación de la batería, para que dure el doble del tiempo que tiene ahora: seis horas. Además se buscaría la sustentabilidad ecológica a través de celdas solares.
“Queremos que sea un impacto tecnológico, pero también que sea sustentable al mismo tiempo: agregar celdas solares para que tengan su carga autónoma y que busque sus sustentabilidad”.
Es muy difícil encontrar financiamiento, lamenta el universitario, quien no repara en probar una y otra vez su prototipo, para que los curiosos vean que sí funciona con tan solo introducir el sensor en la boca.
