Yhadira Paredes/Xalapa, Ver.-
El hombre se ha llenado tanto de sí mismo que ya no le queda espacio para Dios. Y, si no existe espacio ni tiempo para Dios, tampoco queda espacio para los demás, para los niños, los pobres, los inmigrantes, los excluidos. Necesitamos una transformación, hay que renovar el modo como vemos el mundo y nos vemos a nosotros mismos. Necesitamos hacer una conversión desde lo profundo.