Jorge Morales/Xalapa.- Ampollas, llagas y hasta el “mal del caballo”, fueron algunos de los inconvenientes que sufrieron peregrinos por caminar kilómetros para llegar a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en El Dique, de esta capital. Pero como cada año, ni siquiera esto mermó el ánimo de quienes arribaron al santuario guadalupano para conmemorar la “aparición” de la llamada patrona de México, en el Cerro del Tepeyac, en 1531.
Porras, vivas, música de mariachi, ranchera, cristiana, amenizaron una larga noche del jueves y madrugada del viernes.
Miles de peregrinos de varios municipios de Veracruz y de estados como Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Querétaro, Puebla, Distrito Federal, Guerrero, Chiapas, arribaron al Santuario ubicado en el popular barrio de El Dique durante varias horas, de manera organizada.
Personas solitarias, parejas, familias, vecinos, colonos, equipos deportivos, compañeros de trabajo, sindicatos, feligreses de parroquias, se dieron cita en este lugar, portando ofrendas, altares, arreglos florales. Proliferaron los llamados niños vestidos de “juandieguitos”, y hasta los ancianos que sin importar la distancia, hicieron la travesía de festejar a la virgen.
Uno de estos casos fue el de don Valentín, un hombre de 75 años que junto con su hija, María del Carmen y otros familiares, caminó varios kilómetros desde la colonia Fredeppo hasta el barrio de El Dique, apoyado en un bastón de madera.
Fue parte del contingente de integrantes del sindicato de comerciantes fijos y semifijos de la Confederación Regional Obrero Campesina (CROC), que asistieron puntualmente a la cita.
Campesino y vendedor de dulces, enfermo de artritis y casi sin aliento por tanto caminar, expresó que deseó fue sólo festejar y pedirle a la virgen por un mejor año.
“Vendemos cigarros, dulces, todo eso. Le pedimos a la virgen que este que viene sea un año mejor, que no haiga tanta carestía, porque nos la vemos muy difícil hasta para comer”, comentó María del Carmen, de 38 años.
Lucía y Manuela Aguilar, originarias de La Palma, Naolinco, fueron otras peregrinas que junto con sus hijos y esposos arribaron a la Basílica de El Dique, entrada la noche del jueves, luego de más de cuatro horas de camino a pie.
“Cada año venimos. Ahorita venimos y nos regresamos caminando. Son como cuatro horas o más de venida y otras de regreso. Llegamos en la madrugada a La Palma. Es cansado, pero es una penitencia. Sólo venimos a agradecerle a la virgen por otro año más de vida”, comentó una de ellas.
De acuerdo con el sacerdote de la Basílica, José Luis Alvarado, el fervor por la virgen se mantuvo este año e incluso “va creciendo”. Estimó en miles las personas que desde el primero de diciembre acudieron en peregrinaciones hasta el recinto, tanto de jóvenes antorchistas que hicieron el camino corriendo, hasta los que caminaron o viajaron en vehículo con el único propósito de recibir la bendición, hacer una oración, cumplir una manda, dar gracias, depositar una ofrenda.
Según el sacerdote, durante estas jornadas asistieron personas de todos los estratos sociales, por lo que negó que el fervor sea exclusivamente de las llamadas “clases populares”.
Luz del Carmen Arcos, coordinadora de recepción de peregrinos, informó que la iglesia realizó un operativo junto con autoridades de Protección Civil y municipales para brindar albergue a peregrinos procedentes de diversos municipios y estados tanto en salones parroquiales y otros espacios, dándoles además colchonetas y cobertores.
Christian López, operador de emergencias de la Secretaría de Protección reportó saldo blanco durante las peregrinaciones que arribaron a El Dique, aunque con apoyo de paramédicos se atendieron algunos incidentes menores por ampollas y llagas en los pies de peregrinos. En otros casos se reportó a personas con dolores en el abdomen y problemas respiratorios por caminar, correr o respirar por la boca. “Les dio el llamado mal de caballo, reportaban un dolor por no estar acostumbrados al ejercicio, pero también se les atiendo y no tuvieron mayores complicaciones”.