AGENCIAS
CDMX
El acuerdo, que implica también la entrada de ayuda humanitaria a la Franja, iba a comenzar a aplicarse este jueves por la mañana. Poco antes de su entrada en vigor, el asesor de seguridad nacional israelí matizó que no sucederá antes del viernes por divergencias de última hora.
La fragilidad del acuerdo entre Israel y Hamás ha quedado al descubierto en la madrugada de este jueves. Cuando Israel y Hamás rozaban el inicio de cuatro días de tregua, el asesor de seguridad nacional israelí, Tsaji Hanegbi, ha asegurado que el alto el fuego ―acompañado de un canje de rehenes por presos palestinos y de la entrada a Gaza de cientos de camiones de ayuda humanitaria― no comenzará al menos hasta el viernes. Poco después, una fuente del Gobierno israelí ha acusado a Hamás de no haber entregado la lista de secuestrados que liberará ni firmado el acuerdo con los mediadores cataríes. Las discrepancias de última hora muestran por qué israelíes y palestinos contenían la respiración mientras se negociaban en Qatar los últimos flecos de un acuerdo que ha generado esperanzas en muchas familias de uno y otro lado. Ahora, salvo cambio de última hora, los bombardeos y enfrentamientos continuarán este jueves en Gaza por 48 día consecutivo. Este miércoles, cuando aún se veía como inminente la implementación del pacto, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reafirmó que el pacto con Hamás, el mayor hito diplomático del conflicto, no será en modo alguno la antesala del cese definitivo de los ataques. “Quiero ser claro: la guerra seguirá hasta que cumplamos todos nuestros objetivos”, recalcó.
Este miércoles, Hamás anunció que el acuerdo comenzaría a aplicarse a las 10 de la mañana (una hora menos en la España peninsular) del día siguiente. La televisión pública israelí situaba incluso el canje entre las 10.00 y las 16.00. El escollo, según la versión israelí, es la lista de nombres de los rehenes que Hamás tenía previsto entregar en Qatar, donde se encuentra el jefe del Mosad, los servicios secretos en el exterior, David Barnea. También la firma del pacto. Una fuente del Gobierno israelí apunta a que las diferencias se pueden resolver en 24 horas.
Horas antes, Gershon Baskin, activista por la paz que negoció con Hamás el canje de un millar de presos palestinos por la entrega del soldado Guilad Shalit en 2011, advertía de la “dificultad” de que la tregua aguante los cuatro días, dada la “falta de confianza” entre las partes y de contactos directos, que se efectúan a través de los mediadores: Qatar, Egipto y Estados Unidos. “Hay mucha emoción, mucha rabia, mucho odio y muchas posibilidades de que la gente se dispare”, señalaba a este periódico en un mensaje de voz.
Guerra entre Israel y Gaza, en directo
Legalmente, el acuerdo podría aplicarse desde este jueves a primera hora, al cumplirse 24 horas desde que el Ministerio israelí de Justicia publicó el listado de 300 potenciales presos a liberar, en su mayoría varones con delitos menores, además de 30 mujeres. Ninguno está acusado de asesinato, aunque sí de intento de asesinato. Tampoco han sido arrestados en la oleada de arrestos posterior al 7 de octubre, sino antes de esa fecha. Desde entonces, el número de reclusos palestinos ha pasado de unos 5.300 a 8.000.
Más de la mitad de los que aparecen en la lista no han tenido aún juicio. Algunos de los delitos que se le atribuyen han sido denunciados desde hace tiempo por las ONG de derechos humanos por su vaguedad, como “dañar la seguridad de la zona”; su castigo desproporcionado (por lanzar piedras); o por vulnerar el derecho de reunión, como asistir a una manifestación. En el territorio ocupado de Cisjordania, los palestinos están sometidos a la jurisdicción militar y los colonos israelíes, a la civil.
¿Por qué, si solo serán liberados 150 presos en los cuatro días de tregua, el listado contiene 300 nombres? La diferencia se debe a que el pacto recoge la posibilidad de prórroga cuatro días más. Sería con el mismo ratio: un rehén por cada tres presos palestinos. Si se completase, supondría la entrega de unos 98 rehenes y la excarcelación de todos los reclusos de la lista.
Las familias de los rehenes solo sabrán si salen los suyos cuando estos se encuentren ya en territorio israelí. Allí serán trasladados a espacios especiales en hospitales, con apoyo psicológico y alejados del resto de pacientes y de los medios de comunicación. El motivo, en una situación tan dúctil como la que refleja el aplazamiento de última hora, es no dar esperanzas a las familias hasta que exista la certeza de que ha sido entregada la misma persona cuyo nombre figura en la lista.
En una rueda de prensa a última hora del día, Netanyahu atribuyó el acuerdo con Hamás a la mezcla de “presión militar masiva” en Gaza y una “gran presión” diplomática. También a la ayuda de presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien presionó y logró “mejorar las condiciones” en beneficio de Israel. El primer ministro insistió en que toca “esperar” para recuperar al resto de rehenes. “No siempre es posible una operación militar” para rescatarlos, señaló. “Quiero ser claro: la guerra sigue hasta que cumplamos todos nuestros objetivos”, subrayó. Por su parte, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha señalado que todo avance de las tropas israelíes “aumenta las posibilidades” de nuevas liberaciones de rehenes. “Hamás solo entiende la fuerza. Hablamos de animales”, ha agregado.
Ataque con dron
Mientras, los enfrentamientos en Gaza han continuado durante la jornada: un bombardeo ha matado a 52 miembros de una misma familia en el campo de refugiados de Yabalia. Además, en Cisjordania, donde la violencia está disparada desde el 7 de octubre, seis personas han muerto por el disparo de un dron durante una incursión israelí en la ciudad de Tulkarem. Es un medio cada vez más empleado por las Fuerzas Armadas israelíes tras dos décadas sin recurrir apenas a ataques aéreos en ese territorio.
El bombardeo formó parte de la incursión el asalto por parte de las tropas de ocupación al hospital Tabet, hasta el que se desplazaron en torno a las cuatro de la madrugada varios vehículos y una quincena de uniformados, que amenazaron a parte del equipo médico a punta de fusil, según indicó el periodista local Sami Saai. Se llevaron, al menos, a uno de los heridos del ataque del avión no tripulado que había sido trasladado en ambulancia a ese centro, como muestra Saai en un vídeo que recoge la escena y en el que describe cómo los soldados impidieron asimismo la libre circulación de ambulancias.
También sufrieron destrozos otras infraestructuras sanitarias como uno de los centros de primeros auxilios del campo de refugiados que estaba dotado con material de Médicos Sin Fronteras (MSF), según relató a EL PAÍS la coordinadora de esa ONG en la zona, la española Luz Saavedra. Las instalaciones presentan numerosos impactos de bala y fueron asaltadas por varios militares. Seis de los paramédicos que desarrollan su labor en el campo fueron detenidos por las tropas y trasladados con las manos atadas y a punta de fusil dentro de un grupo de una veintena de arrestados, como se aprecia en un vídeo grabado en el entramado de calles. MSF tuvo que llevar a cabo gestiones para que fueran liberados posteriormente.
Las excavadoras del ejército permanecieron, además, varias horas en el campamento de Tulkarem causando destrozos en viviendas, las infraestructuras de agua y el asfaltado de las calles, como ya habían hecho en otras dos ocasiones desde que comenzó la guerra el pasado 7 de octubre. Antes de marcharse, dejaron grandes barricadas de tierra cortando el paso por varios accesos. La de este miércoles ha sido la tercera incursión militar del ejército de Israel en este campo.
Saavedra considera que esos ataques militares y el bloqueo a los sanitarios son una “preocupante tendencia”, además de ir contra el derecho internacional humanitario, pues desde el momento en que una persona es herida deja de ser combatiente, siempre que renuncie a efectuar actos hostiles. El estallido de la guerra, afirma, ha hecho que la situación de asedio y acoso de las instalaciones sanitarias haya sufrido un “mayor deterioro”.
Fosa común
Mientras, en Gaza, los alrededores de la localidad sureña de Jan Yunis han sido escenario del entierro en una fosa común de más de 111 cuerpos de víctimas de los ataques israelíes trasladados desde el norte de la Franja, donde no han podido recibir sepultura. Algunos procedían del hospital Al Shifa, el mayor del enclave palestino, en cuyas instalaciones las tropas llevan acantonadas más de una semana. En esa zona norte es donde se ubica Ciudad de Gaza, principal bastión de Hamás.
Algunas agencias de la ONU, como Unicef o la Organización Mundial de la Salud, entienden que el mayor flujo de ayuda que llegará estos días a Gaza gracias a la tregua no será suficiente para afrontar la grave crisis que afronta una población de 2,3 millones de personas de las que el 75% se han convertido en desplazados internos.