Agencias. Ciudad de México. Tal vez no salió de su país, pero Vladimir Sierra Casiano, el estudiante mixteco que ganó la Olimpiada Universitaria del Conocimiento, dejó su pueblo y a sus padres para conseguir una oportunidad de estudiar y salir adelante. Se asume como migrante. Por ello le duele la situación de los mexicanos en Estados Unidos, algunos de ellos son sus parientes.
En entrevista con EL UNIVERSAL Sierra dice que el gobierno mexicano debe poner manos a la obra para que menos personas dejen de verse obligadas a salir del país y para que ningún otro joven, como él y sus hermanos, tenga que dejar a sus padres y su tierra para buscar un mejor futuro.
Reconoce que tiene primos y tíos que tuvieron que irse a Estados Unidos para tener una mejor vida y ve en ellos “muchas agallas para decidirte a vivir en un lugar desconocido, empezar de cero y construir tu vida a partir de eso”.
Se dice enojado por las políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero pide al gobierno de México que resuelva desde aquí el problema. Una forma de empezar, dijo, sería reducir la brecha de desigualdad entre las comunidades rurales como Tlapa de Comonfort, Guerrero —donde nació—, y la Ciudad de México.
“Soy migrante. No me fui a Estados Unidos, pero vine aquí a buscar estudio. Cualquiera que deja su vida es migrante, cambian bastantes cosas. Es triste, pero si te quedas en un lugar marginado no van a cambiar muchas cosas desde que naces a que mueres. La solución más sencilla es irte, buscar un mejor lugar.
“Son muy duras las reformas migratorias que se están dando en Estados Unidos, pero eso debería impulsarnos para ver qué estamos haciendo como país para que las personas se vayan y tratar de mejorar para que la migración no sea necesaria. De aquí para aquí”, dijo.
Con su medalla dorada colgando en el pecho “Vladi”, como le dicen sus seres queridos, sonríe cada vez que reconoce que sus padres, Saturnina y Reveriano —mixteca y nahua, respectivamente—, de 55 años de edad, están orgullosos de sus logros.
“Más allá de tener un premio o un reconocimiento, mis papás están muy orgullosos de mí. Es la mayor satisfacción que se puede tener”, dijo.
Reconoce que aunque no habla la lengua de sus padres, se siente orgulloso de sus orígenes y que se diga que un joven indígena “ganó un certamen tan importante de conocimientos” como lo es la olimpiada.
“Llegar hasta acá ha sido un camino largo, pero muy satisfactorio. No puedo evitar sentir orgullo cuando me presentan como mixteco. Mucha gente critica que estas noticias salen a relucir porque somos de cierta cultura, pero yo siento que sí es muy importante dar a conocerlo para decir que hay oportunidades, gente de gran capacidad que muchas veces es discriminada. Me siento orgulloso porque es aportar un grano para que la gente tome consciencia”, dijo.
Vladimir, de 16 años, estudia en la Escuela Nacional Preparatoria número 6, Antonio Caso, cuyo examen de ingreso tiene el nivel más alto de competencia en el sistema de bachillerato de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): estudiando en su casa con las guías de la UNAM, el joven mixteco lo acreditó con 114 puntos, tres más de los requeridos para entrar.
Fuente: El Universal