Sobre todo en barrios populares, pero cada vez más en colonias de clase media, la proliferación de casas de empeño se observa en esquinas y zonas comerciales. Su propaganda oferta la posibilidad de obtener dinero de manera sencilla y rápida y con prácticamente ningún requisito salvo contar con un objeto de valor.
De la noche a la mañana aparecen en establecimientos equipados para su actividad, pero también en locales que operan como remedos de papelerías o talleres mecánicos. En México se tiene registrados ya un total de cinco mil 575 casas establecimientos de este tipo.
Dichos negocios representan una solución, al menos inmediata, pero también un problema para quienes acuden a ellas sin conocer sus reglas de operación, porque a pesar de que en el corto plazo sí se logra obtener el dinero en efectivo para solventar apuros, a largo plazo se puede convertir en una pesadilla, pues se corre el riesgo de caer en una deuda que puede acabar en la pérdida del objeto empeñado.
De acuerdo con el Inegi, en 2004 existían mil 589, número que aumentó para el año 2010, en donde operaban seis mil 200. El incremento de este tipo de establecimientos se deriva de la facilidad con la que es posible abrir una de ellas, ya que para quedar registrado en el Registro Público de Casas de Empeño sólo se necesita acudir a una oficina de la Profeco, cumplir con el trámite en línea y pagar 4 mil 389.44 pesos por casa matriz, es que se da una proliferación de las mismas.
Sin embargo, las opciones de préstamo que se ofertan en estas casas son algo confusas, pues aunque en los anuncios de los establecimientos se dice que se realizará un pago de interés, en la boleta que le es entregada al beneficiario, no se detalla exactamente cuánto se paga por almacenaje, por interés, por el seguro de la prenda, ni el IVA, lo cual complica que los pignorantes obtengan de nuevo sus pertenencias.
Lo anterior, le ocurrió a Miriam, quien decidió empeñar su anillo de compromiso, pero ante los altos cobros de interés que oscilan entre el tres y el cinco por ciento, que le cobraban, decidió dejarlo perder.
Otro problema es que las personas no leen la boleta que les es entregada, como le ocurrió a Balbina, quien aceptó que no leyó la boleta que le fue entregada por el trabajador del establecimiento al que acudió, por lo que hasta el momento no ha recuperado las joyas que empeñó.
La falta de regulación por las autoridades financieras, como la Comisión Nacional Bancaria, hace de este negocio algo redondo para los dueños de los establecimientos, porque el préstamo queda resguardado a partir de una prenda.
A pesar de ello, muchas de ellas han sido multadas por la Profeco, la cual en 2015 multó a mil 374 de estas casas, siendo el principal motivo la negativa a entregar la prenda o hacerlo en malas condiciones.
Entre las casas más multadas se encuentran: Maxi Prenda, Monte de Piedad, First Cash, Cash Apoyo Efectivo y Empeño Fácil/Empeñe Su Oro.
Aún con las dificultades que representa el tener de vuelta las pertenencias empeñadas, la ciudadanía sigue acudiendo a este tipo de opciones de préstamo, debido a las condiciones económicas actuales.