*Según datos de Protección Civil, 300 personas siguen desaparecidas
*Trescientos cincuenta y seis sobrevivientes y damnificados reciben atención en cinco albergues
Agencias
Guatemala, Guatemala
Autoridades de Protección Civil de Guatemala indicaron este miércoles que el alud en Santa Catarina Pinula ha causado 186 muertos y 300 desaparecidos en 125 viviendas arrasadas.
El Gobierno de Guatemala decretó tres días de duelo nacional, que concluyeron este miércoles, por el deslave suscitado el jueves pasado en la aldea El Cambray II, municipio de Santa Catarina Pinula, 20 kilómetros al sur de la capital.
Por el suceso que enluta al país centroamericano, la bandera gigante que domina en la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico de la ciudad, ondea a media asta.
“Los datos al momento de personas fallecidas son de 186, según información del Ministerio Público (MP)”, indicó la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en su último reporte difundido este miércoles.
La autoridad de protección civil puntualizó que alrededor de 300 personas permanecen desaparecidas por el alud que soterró unas 125 viviendas, mientras que 356 sobrevivientes y damnificados reciben atención en cinco albergues.
Conred destacó que se integraron equipos interinstitucionales para realizar el censo social, así como la evaluación geológica, hidrológica y de suelos en la zona de El Cambray II.
En el censo social participan instituciones que conforman el Sistema de la Conred, “quienes visitan casa por casa de diferentes sectores aledaños al área del deslizamiento, buscando que las personas evacuen a los centros que autoridades han previsto como albergues provisionales”, añadió.
Mientras, en el sexto día desde que sobrevino el alud, continuaron las labores de búsqueda, rescate y recuperación de cuerpos en la zona del desastre.
La ayuda humanitaria, principalmente víveres, agua y ropa, fluye desde diferentes regiones del país. Es recibida en el principal centro de acopio de Santa Catarina Pinula.
Cientos de voluntarios cargan los bultos de los alimentos imperecederos, bebidas embotelladas, pañales, entre otros artículos, que son clasificados y distribuidos entre los damnificados y rescatistas.
Las actividades también son intensas en la morgue provisional instalada en un salón comunal de la municipalidad de Santa Catarina Pinula, a cargo del Instituto Nacional de Ciencias Forenses y del MP.
En el lugar se reciben los restos y se atiende a las personas que llegan a retirar los cadáveres de sus seres queridos o reconocerlos entre las decenas de víctimas, muchas desmembradas, no identificadas.
ONU: no se tomaron acciones
La Coordinadora Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Guatemala, Valerie Julliand, dijo que en la tragedia por el alud que enterró el pasado jueves un asentamiento cercano a la capital, y que ha dejado más de 180 muertos y unas 300 personas desaparecidas, no se tomaron determinadas acciones.
"Vemos que hay una necesidad de tener un trabajo mejor por parte de las instituciones. Hay acciones que no fueron tomadas", manifestó Julliand este miércoles.
En este sentido, recordó que Guatemala está viviendo una serie de eventos de los que "podemos aprender mucho", como la crisis política, las próximas elecciones o el derrumbe del pasado jueves que enterró el asentamiento de El Cambray II en el municipio de Santa Catarina Pinula.
"Hablamos del desastre como si fuera solamente un desastre natural, pero lo que pasó en Santa Catarina Pinula va más allá", enfatizó la representante de la ONU.
Reconoció que durante las últimas semanas "hubo lluvias muy fuertes", pero agregó que es "importante" que las instituciones del Estado "trabajen mejor, hagan mejor su trabajo y que las leyes sean respetadas".
Seis días después de que el asentamiento de El Cambray II, ubicado en el municipio capitalino de Santa Catarina Pinula, fuera arrasada por un derrumbe, muchas voces alertaron que esta situación se pudo haber evitado, ya que la zona había sido declarada de riesgo por las autoridades desde el año 2008.
Asentamientos como éste son consecuencia de una "migración interna" que vive Guatemala, donde la ciudadanía no tiene en cuenta las advertencias de riesgo que impiden construir en laderas o barrancos.