24 de Noviembre de 2024
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AMLO acusa una estrategia para debilitar a su Gobierno

 

 

 

 

 

 

Tras las afirmaciones de El Mayo: “No somos corruptos”.

AGENCIAS

CDMX

Andrés Manuel López Obrador habla durante la conferencia matutina de este lunes, en el Palacio Nacional de Ciudad de México.José Méndez (EFE)

Las afirmaciones de Ismael Zambada García sobre su captura en Estados Unidos siguen haciendo olas en México. Andrés Manuel López Obrador salió en defensa del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, después de que El Mayo asegurara en una carta que iba a reunirse con él y con el exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuén, el día en que fue supuestamente emboscado y llevado contra su voluntad a Estados Unidos. El asesinato de Cuén se dio a conocer horas después de la detención del capo y de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, en Estados Unidos. En pleno escándalo por los señalamientos del capo, que han echado gasolina a las sospechas sobre los vínculos entre el crimen organizado y los políticos mexicanos, el presidente planteó la tesis de que hay un interés entre algunos sectores estadounidenses de menoscabar la credibilidad de su Gobierno. “Durante mucho tiempo han mantenido esa estrategia de buscar involucrar a gobiernos de otros países para mantenerlos débiles y someterlos. No es el presidente Trump, no es el presidente Biden, es el modus operandi de la política estadounidense desde hace más de 200 años”, afirmó en La Mañanera de este lunes. “No somos corruptos”, zanjó.

Los señalamientos de Zambada, un capo al que se le atribuye una extensa red de contactos en la política y las fuerzas del orden, han cimbrado el tablero político en México. Rocha Moya desmintió de forma tajante estar involucrado con el narco, fundador y jefe histórico del Cartel de Sinaloa, el mismo día en que Frank Pérez, el abogado de El Mayo en Estados Unidos, hiciera pública una carta con la versión de su cliente. “Fue un acto de congruencia y de mucho valor civil, además es su responsabilidad”, dijo López Obrador. El bloque gobernante cerró filas con un comunicado firmado por 30 mandatarios estatales electos y en funciones de Morena, el movimiento del presidente. “Ratificamos nuestra confianza en el gobernador Rocha Moya, cuya probidad y vocación de servicio están más que acreditadas”, se lee en el desplegado, difundido esta misma mañana. Mario Delgado, el dirigente del partido, también suscribió el pronunciamiento y dijo que el respaldo era “absoluto”.

López Obrador dedicó alrededor de una hora a fijar su posición frente al escándalo, el último giro en la polémica que ha seguido a la inesperada caída de El Mayo el pasado 25 de julio. El presidente reconoció que la sospechas sobre Rocha Moya afectan también a su Gobierno y aseguró que en el caso “intervienen muchos intereses” del otro lado de la frontera ante el viraje que propone en la estrategia para combatir al crimen organizado. “El pueblo de México no es sumiso y se echó a andar una transformación, un cambio verdadero. Hay grupos en Estados Unidos que no quieren entender eso, que antes era como antes y ahora es como ahora y siguen queriendo meterse y someter, socavar”, afirmó. “Llegamos con la moral en alto, no llegamos dejando trozos de dignidad en el camino, no nos ayudaron los narcotraficantes ni los criminales de cuello blanco”, agregó.

Tras la captura, uno de los puntos que más interés ha despertado es la posibilidad de que Zambada llegue a un acuerdo con las autoridades de Estados Unidos para delatar a capos y políticos que colaboraron con él en México. La carta de su abogado ha sido un primer aviso de lo explosivos que pueden llegar a ser los señalamientos del capo, incluso al margen de que se corroboren o no. Pesa también el antecedente de Genaro García Luna, secretario de Seguridad del expresidente Felipe Calderón, declarado culpable el año pasado en Nueva York de colaborar con el Cartel de Sinaloa durante más de dos décadas. García Luna fue condenado tras una decena de testimonios de narcotraficantes convictos que cooperaron con Washington, entre ellos Jesús Rey Zambada, hermano de El Mayo.

Claudia Sheinbaum, virtual presidenta electa de México; Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa

Claudia Sheinbaum, López Obrador y Rubén Rocha Moya saludan durante la inauguración del Hospital IMSS-Bienestar “Dr. Bernardo J. Gastélum” en Culiacán (Sinaloa), el 10 de agosto. Presidencia

El Partido Acción Nacional (PAN), la principal fuerza opositora, pidió que se diera respuesta a todas las contradicciones que han emergido sobre el caso y se llevara a la justicia a cualquier político involucrado con las organizaciones criminales. “La complicidad de autoridades mexicanas explica por qué el Gobierno no fue enterado del operativo de EE UU para su detención”, señaló el PAN. “Este comunicado confirma la total impunidad y complicidad generalizada de los Gobiernos de Morena con los grupos delictivos”, declaró el dirigente nacional, Marko Cortés.

“Sé que la versión oficial que dan las autoridades del Estado de Sinaloa es que Héctor Cuén fue tiroteado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres que querían robar su camioneta”, se lee en la declaración del capo. “Eso no es lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron”, afirma. Zambada, además, asegura que José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial de Sinaloa, era uno de los escoltas de su equipo de seguridad, siempre según esa versión. La Fiscalía General de la República (FGR) señaló el domingo que ya realizaba las diligencias correspondientes para corroborar los dichos del narco, pero también dio a conocer que se había abierto una carpeta de investigación contra él y Guzmán López por delitos como vuelo ilícito, secuestro y traición a la patria, “y lo que resulte”.

“Está bien, que se investigue”, afirmó López Obrador. El presidente reveló que Rocha Moya lo consultó antes de dar su versión en un acto público con él y le pidió consejo, porque sabía que el escándalo también afectaba al Gobierno federal, que se iba a “seguir con esta campaña de narcopresidente”, un eslogan abanderado por la oposición durante la campaña presidencial de este año sobre supuestos vínculos de su Gobierno con la delincuencia organizada. El mandatario dijo que fue “pura casualidad” haber coincidido con el gobernador de Sinaloa el día que salió la carta de El Mayo. “Van a tener que respetarnos, al presidente de México se le respeta”, comentó sobre la supuesta campaña que hay en Estados Unidos contra su Gobierno.

López Obrador dijo que fue el propio gobernador Rocha quien solicitó que la FGR asumiera el caso del asesinato de Cuén, su rival político, para poner fin a las intrigas. “Él pidió que se atrajera el caso porque había, es de dominio público, una diferencia con el exrector que falleció o fue asesinado”, comentó. Hasta ahora, la principal línea de investigación de la Fiscalía de Sinaloa es que Cuén, diputado electo por el Partido Revolucionario Institucional, fue baleado en un intento de robo a partir del testimonio de un testigo presencial, un acompañante del exrector.

La versión de que Zambada fue llevado contra su voluntad a Estados Unidos y de que no se entregó fue divulgada por el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, que fijó la postura oficial de su Gobierno sobre el caso apenas el pasado viernes, tras dos semanas de silencio. El representante diplomático afirmó que ninguna agencia de Estados Unidos llevó a cabo una operación en territorio mexicano, en violación a la soberanía del país, para concretar el arresto. Washington asegura que El Mayo y el hijo de El Chapo llegaron prácticamente por sorpresa a suelo estadounidense.

López Obrador no pudo ocultar su escepticismo ante estas afirmaciones. “Quién sabe”, dijo sobre la sospecha de un operativo extraterritorial, un punto particularmente espinoso alrededor del arresto, e insinuó que se pudo haber hecho de espaldas al propio Salazar y al Gobierno de Joe Biden. También criticó la estrategia de Washington de ir tras las cabezas de los carteles mexicanos y achacó la epidemia de drogas que sufre Estados Unidos a factores como la desintegración familiar y la cultura del consumismo. “¿Por qué no cambian la estrategia?”, cuestionó. “Hemos detenido a muchos, pero no pensamos que eso va a resolver el problema. La estrategia en México es atender las causas”.

“No se pueden ocultar las cosas, hay que decir toda la verdad”, afirmó López Obrador, sobre los puntos ciegos que prevalecen en la versión oficial, en particular, los contactos que mantiene Washington con los grupos criminales. Tras una de las conferencias de prensa más explosivas desde la captura, el caso Zambada comienza a tomar tintes de asunto de Estado y afianzarse como el elefante en la habitación en la agenda bilateral de Seguridad.

Sheinbaum, que tomará posesión el próximo 1 de octubre, también ofreció su respaldo a Rocha. “Quien quiera estigmatizar a este bello Estado que se quede con su historia, porque hombres y mujeres de Sinaloa son buenos mexicanos y mexicanas”, comentó. Del otro lado de la frontera, la demócrata Kamala Harris y Donald Trump se verán las caras en noviembre próximo en las elecciones presidenciales, atravesadas por el combate contra el narcotráfico y la migración como temas decisivos y que pasan, irremediablemente, por la relación con México.