El embajador estadounidense en México, Ken Salazar, fija la versión oficial sobre la captura de ambos capos, después de que López Obrador acusara a Washington de no cooperar ni compartir la información sobre el arresto.
AGENCIAS
CDMX
El Güero se entregó a las autoridades y El Mayo fue llevado contra su voluntad a Estados Unidos. Esa es la versión oficial del Gobierno de Estados Unidos sobre la captura de Ismael Zambada García y Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo Guzmán, después de dos semanas de intrigas y contradicciones. Washington niega, además, haber violado la soberanía de México para lograr la captura. “No se utilizaron recursos estadounidenses en la rendición. No fue nuestro avión, ni nuestro piloto, ni nuestros agentes en México”, afirmó Ken Salazar, el embajador en México, en una conferencia de prensa este viernes. Las revelaciones llegan apenas horas después de que Andrés Manuel López Obrador declarara que Washington no estaba cooperando lo suficiente con las autoridades mexicanas la detención y presionara para que se hiciera pública la información.
“La evidencia al momento de llegar indica que El Mayo fue llevado contra su voluntad”, aseguró Salazar. El parte oficial de cinco puntos sobre la detención del pasado 25 de julio señala también que no se presentó ningún plan de vuelo ante las autoridades de Estados Unidos, una de las consultas específicas hechas por el Gobierno mexicano. El informe también apunta que la aeronave en la que llegaron ambos capos a territorio estadounidense no partió de Sonora, como se había dado a conocer en las horas que siguieron al arresto y como después desmentieron las autoridades mexicanas. “Estamos en el entendido que el vuelo inició en Sinaloa y aterrizó en Nuevo México”, indican las notas que leyó el embajador estadounidense. No aclaró de qué ciudad, pero dijo que hay investigaciones en curso para aclarar esos detalles.
México solicitó un informe al Departamento de Justicia y al Departamento de Estado, a través de la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Relaciones Exteriores, para aclarar las circunstancias del arresto. Una de las cuestiones, además del plan de vuelo y la posible participación de agentes estadounidenses en su territorio, era esclarecer quién piloteaba el avión. “El piloto no era un empleado ni fue contratado por el Gobierno de Estados Unidos, ni un ciudadano estadounidense”, recalcó Salazar.
“Estábamos sorprendidos cuando eso pasó y desde el momento en que lo supimos, estuvimos en contacto inmediatamente con nuestros amigos y colegas en el Gobierno mexicano, esa misma tarde”, aseguró Salazar. Siempre según esta versión, Estados Unidos no sabía que Zambada y Guzmán López iban en la misma aeronave rumbo a la frontera de Texas y Nuevo México hasta dos horas antes de que materializó el arresto, alrededor de las cuatro de la tarde.
El embajador dedicó la rueda de prensa a reparar los puentes diplomáticos con el Gobierno de López Obrador, después de que se extendieran varias lecturas de que la caída de ambos narcotraficantes, miembros de la cúpula del Cartel de Sinaloa, en condiciones extrañas habían profundizado la desconfianza que ha predominado históricamente entre las agencias de seguridad de ambos países. “No hubiera pasado lo que pasó sin el esfuerzo conjunto con México”. “Quiero dar las gracias al Gobierno de México”. Esas fueron algunas de las frases que pronunció Salazar para suavizar las tensiones y aseguró que la comunicación entre ambos Gobiernos ha sido fluida desde la detención, que calificó como una “victoria” para ambos países y no sólo para Estados Unidos.
Salazar viajó el martes pasado a la ciudad fronteriza de El Paso, cerca de donde fue el arresto y donde las autoridades estadounidenses tienen uno de sus principales centro de inteligencia contra el crimen organizado, para revisar las pruebas que se tenían. Estuvo presente también una unidad especial de la Fiscalía mexicana, según sus palabras. “Fueron para ver el avión, para ver la evidencia y para escuchar nuestra explicación de lo que nosotros sabíamos”, aseguró. “Estamos comprometidos para seguir trabajando así con el Gobierno de México”, agregó.
“Queremos saber más sobre esas negociaciones”, declaró López Obrador en su conferencia matutina. Los medios estadounidenses y un representante legal de la familia Guzmán aseguraron que los contactos secretos entre las agencias de Estados Unidos y altos mandos del Cartel de Sinaloa se remontan a varios años. Salazar no respondió una pregunta de los periodistas mexicanos al respecto.
Las revelaciones contradicen la versión de Frank Pérez, abogado de El Mayo, quien aseguró que su cliente había sido secuestrado por Guzmán López, su ahijado, y sometido con ayuda de seis hombres con uniformes militares. La presencia de Zambada en el avión sigue siendo uno de los puntos ciegos del caso, aunque las declaraciones de Salazar dan tracción a la versión de que fue engañado y de que el capo de 76 años no sabía que la aeronave se dirigía a Estados Unidos. El relato oficial también contradice las palabras de Jeffrey Lichtman, el representante legal del hijo de El Chapo, que afirmó que no hubo un acuerdo para pactar su rendición con las autoridades estadounidenses. “Él se entregó y con él venía el pasajero, El Mayo”, zanjó Salazar.