*Quien habla con verdad siempre se va arriesgar a que no le vaya bien, afirma el arzobispo
*Ni el Papa Juan Pablo II era santo de todas las devociones
Yhadira Paredes
Xalapa
Notablemente mesurado, el arzobispo de la Arquidiócesis de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, en su homilía dominical reconoció que nadie es monedita de oro para caerle bien a todos, o lo que es lo mismo, nadie es profeta en su tierra.
Al hablar de la humildad del ser humano ante el rechazo de los demás, el clérigo afirmó que donde menos se piensa es donde cae mal.
El prelado se pronunció por hablar con la verdad, arriesgarse, aunque no le vaya bien, pues muchas veces se les dirá hasta de qué se van a morir, pero las cosas, dijo, hay que tomarlas de quien viene.
Ejemplificó el caso del Papa Juan Pablo II, quien contaba con una gran popularidad, sin embargo él mismo reconocía que no en todos lados, pues en países como Holanda y Bélgica lo recibían con insultos.
“Una persona no siempre puede ser aceptada en todos lados y es el caso que nos presenta ahora. A nivel social, ¿qué se le pide a una persona para que sea aceptada?, que venga de una buena familia, que tenga dinero, que tenga fama, muchos estudios, y entonces esas personas son aceptadas”.
Reyes Larios aseguró que es parte de la naturaleza humana, que tiene auditorios difíciles y que no se puede entrar mucho en diálogo.
Sostuvo que toda la gente que trata de decir las cosas claras, “que le llama al pan, pan y al vino, vino, cuando lo que es verdad lo presenta como verdad y lo falso como falso, pues siempre se va arriesgar y Jesús era así”.
Reyes Larios dijo que afortunadamente la gente sencilla es la que puede entender mejor las cosas de Dios, se necesita humildad y claridad.
Finalmente, el arzobispo de Xalapa refirió que si bien nadie es profeta en su tierra, también queda claro el refrán que dice: “para que la cuña apriete debe ser del mismo palo”.