27 de Noviembre de 2024
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Elizabeth Morales, pese a escándalos, continúa en el PRI  

 

  • Ungida ya como precandidata de unidad a la diputación federal priista por el Distrito urbano de Xalapa, Elízabeth Morales García siempre ha estado en la espiral del escándalo: Acusaciones de ser una mapache electoral, solicitar despido de periodistas, tráfico de influencias para favorecer a sus amigas, e incluso de pifias que ya dañan a su partido, como el rendir un homenaje al excandidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, a quien bautizó, según una placa conmemorativa como “Don Aldo”.

Redacción

Xalapa

El 30 de diciembre de 2013, en su penúltimo día como alcaldesa de Xalapa, Elízabeth Morales García fue despedida así: Unos 150 integrantes del Frente de Defensa Popular (Fredepo) ingresaron por la fuerza al Palacio Municipal para quemar una enorme piñata en forma de rata, en cuya caratula tenía estampado el rostro de la edil.

Los inconformes decidieron despedir así “la administración priista más cuestionada de la historia” –dijeron- por sus constantes viajes al extranjero (España, Estados Unidos y el Mediterráneo), el tráfico de influencias para favorecer con cargos públicos a sus amigos y por encabezar en 2012 una campaña sucia en contra de Andrés Manuel López Obrador, donde lo etiquetó de “loco” y “asesino” en sus discursos con empleados municipales, a quienes coaccionó a votar por Enrique Peña Nieto.

Elízabeth Morales, hoy ungida precandidata del PRI a la diputación federal, dejó así la Alcaldía, luego de 36 meses en donde nunca estuvo exenta de los cuestionamientos, adentro y al exterior del Ayuntamiento, pero sobre todo bajo el escrutinio de los ciudadanos.

Además de dejar varios pendientes en materia de obra pública (pavimentaciones en la periferia de Xalapa, colectores pluviales en colonias marginales) y en contraste hacer obras de relumbrón, las cuales fueron cuestionadas por la Organización Civil Xalapa Antiguo, como la demolición de una fracción del Parque Juárez para construir una serpiente Quetzalcóatl, los mayores escándalos de Morales García –quien inició en política por su proyección como simple conductora del programa Usted no está solo y Sólo respuestas– se dieron en materia electoral.

En junio de 2012, el diputado federal, Uriel Flores, anunció que interpondría una denuncia penal en contra de Elízabeth Morales por “delitos electorales”, Flores adujo que la denuncia sería extensiva para el entonces director de Recursos Humanos del Ayuntamiento, Ángel Lara Platas, y al aún líder sindical de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS), José Luis Hernández.

Dicha denuncia ocasionó que el departamento jurídico fuera citado por autoridades del hoy extinto Instituto Federal Electoral (IFE), sin embargo, ante la falta de pruebas del PRD, la entonces edil priista salió exonerada.

En el año en que el hoy presidente de la República, Enrique Peña Nieto jugó su campaña electoral, el repudio hacia la gestión de Elízabeth Morales en Xalapa, hizo que Peña no ganara ni una sola casilla en la Atenas Veracruzana, pese a que previo a la jornada electoral, Morales, junto con su séquito de trabajo, hiciera intentos desesperados de levantar al PRI y a Peña en la ciudad que gobernaba.

El 26 de junio, Elízabeth Morales fue exhibida en medios nacionales (Proceso, Sin Embargo, La Silla Rota y otros) de “comprar taxistas” para ser mapaches electorales, esos medios denunciaron que la alcaldesa de Xalapa, humilló a los ruleteros preguntándoles a micrófono abierto “¿cuánto ganaban en hora y media?”. Ahí Los trabajadores del volante afiliados a la CROC, Frente de Organizaciones del Transporte del Estado de Veracruz (Fotev) y Sindicato de Taxistas Demócratas de Xalapa, responden tímidamente: “200, 250 pesos”.

La cuestionada edil respondió, agitando billetes de 500 en su mano: “Pues bueno, muchachos, les vamos a dar un poco más” (dos mil pesos) para que se sumaran al proyecto de Enrique Peña, “nuestro próximo presidente de la República”. La compra masiva de taxistas ocurrió en una residencia del fraccionamiento Coapexpan.

Un poco antes, el 11 de junio, al semanario Proceso llegaron audios comprometedores de Elízabeth Morales, quien con recursos públicos y en horario de trabajo coaccionaba en el salón Ghal a varios empleados municipales para votar en contra de López Obrador y hablar bien de Peña Nieto.

“Andrés Manuel es muy mentiroso, engaña a la gente, intolerante, salió de Tabasco huyendo de la justicia. No acepta su derrota, él no sabe ganar, ni perder en la vida”, a todo lo acusa de complot y hace plantones. “Es un hombre corrupto. ¿Qué podemos hacer para evitar que Andrés Manuel llegue?” –cuestiona la hoy candidata a diputada federal a la concurrencia-, “sumarnos al proyecto de Peña Nieto. Creo que tenemos la oportunidad histórica de que a México le vaya bien. Soy una mujer que quiere lo mejor para Xalapa, para sus colonias. El candidato del PRI es un caballero, serio, responsable, que no le gustan los pleitos, porque no le gusta dividir al país”.

Por dichos escándalos y otros más, incluso de índoles personales, donde varios medios exhibieron sus lujosas residencias en Tres Pasos, Emiliano Zapata (una superficie de cinco mil metros cuadrados, con alberca olímpica, jacuzzi, asoleaderos, áreas de vapor y masaje, fuente de mármol, pista de patinaje, entre otros lujos), una pomposa vivienda en el fraccionamiento Monte Magno, más un departamento en la nueva zona residencial de Boca del Río y un extenso terreno campestre en la congregación El Castillo, Elízabeth Morales se ganó el repudio de la ciudadanía y de los medios de comunicación.

Incluso el penúltimo día de su gestión como edil, quienes quemaron la piñata con el rostro de Elízabeth Morales, leyeron un mensaje demoledor ante la prensa: “La Chabela deja nuestra ciudad en peores condiciones de como la recibió, además muy endrogada, pero la señora sale multimillonaria con mansiones, ranchos, casinos, antros, constructoras y múltiples casas antiguas sin dueño”.

“Don Aldo”

En los diez meses en que Elízabeth Morales García estuvo como presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, pasará a la historia por la siguiente pifia, el 10 de enero de 2014, al encabezar el natalicio del excandidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, Morales junto con el organigrama priista, la exalcaldesa priista develó una placa recordando a “Don Aldo” Colosio Murrieta.

 

El gran yerro cometido en el 64 aniversario luctuoso del excandidato presidencial dio la vuelta al país entero, pues también se replicó en la invitación a la prensa desde la cuenta oficial de correo electrónico del PRI. Cuatro días después de ser la burla en redes sociales Morales reapareció en un acto público pero evitó pedir disculpas por su yerro o mínimo ofrecer una explicación, incluso, ante reporteros soltó una mirada fúrica y se le descompuso el rostro cuando la cuestionaron por “Don Aldo”.