Juan David Castilla Arcos
El aniversario de la canonización de San Rafael Guízar y Valencia abarrotó la Catedral Xalapeña. Con arcos florales de gran tamaño, un ambiente agradable y al ritmo de “Las Mañanitas” miles de feligreses visitaron las reliquias del “milagroso”; su sobrina-abuela, Josefina Guízar Guízar, como cada año, acudió al lugar con la frente en alto y con fe.
El ingreso a la iglesia fue un caos. Miles de personas deseaban apreciar la imagen del primer obispo mexicano e hispanoamericano canonizado y beatificado. Las veladoras iluminaban gran parte del recinto mientras formaban una larga fila para entrar a la tumba.
Podía observarse a un gran número de adultos mayores y embarazadas, toda vez que el milagro más trascendental del Sacerdote, ahora difunto, fue “embarazar” a una pareja que era infértil.