*En una mesa de análisis convocada por El Heraldo de Xalapa, representantes sociales, académicos y empresariales coincidieron en que se requiere incrementarlo
*Hoy es sinónimo de pobreza
Naldy Rodríguez
Xalapa
El salario mínimo en México es un mal necesario, pero debe replantearse. A 97 años de que se instauró como un mecanismo de justicia social, hoy el tope salarial es sinónimo de pobreza.
Representantes del sector empresarial, académico y laboral coincidieron en la necesidad de incrementar el salario mínimo vigente en México, bajo diversas condiciones.
Durante más de una hora, en las instalaciones de El Heraldo de Xalapa, analizaron los pros y los contras de aumentar la remuneración económica de los trabajadores y advirtieron que el aumento debe ir acompañado de políticas públicas que incrementen la productividad y que se desvinculen el salario mínimo de los pagos institucionales.
Durante la mesa de análisis Salario mínimo, ¿un mal necesario?, empresarios expusieron que es necesario un proyecto a 15 o 20 años para regular el tope de las percepciones, que se deduzcan impuestos, además de que se reduzca y controle la inflación.
La parte sindical, representada por el secretario general de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Veracruz, Francisco Morales Sarmiento, advirtió que los obreros y patrones no son enemigos, por el contrario, deben ser aliados para lograr mejores condiciones económicas y aumentar la productividad.
El economista Hilario Barcelata Chávez expuso que el salario mínimo es igual a pobreza y en esa condición se encuentra 60 por ciento de los veracruzanos, es decir, 4.2 millones de personas: “Sí ha cambiado el país, pero no ha cambiado tanto la desigualdad, de hecho se ha incrementado”, expresó.
El miedo a la inflación, seguido del riesgo de que desaparezcan las empresas de sobrevivencia, son los efectos negativos que vislumbran los dirigentes de la Asociación de Constructores del Estado de Veracruz (Acevac) y del Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa (CCE), Rafael Núñez Landa y Juan Carlos Stivalet Collinot, respectivamente, en el foro que moderó el director General de esta casa editorial, Rubén Pabello Rojas.
“Se requiere deducibilidad de todo aumento arriba de la inflación (…) ver cuáles son los 10 o 15 productos que afectan al salario mínimo y subsidiarlos en lugar de dar el programa para el Hambre, que es un nido de corrupción. Sí hay forma de corregir esto pero se necesita repensarlo”, advirtió Stivalet Collinot.
El presidente estatal del CCEV, Jesús Castañeda Nevárez, también presente en la mesa de análisis, advirtió que la problemática no sólo radica en el salario mínimo sino en todo el sistema económico y las políticas públicas.
“Pretendemos cambiar sólo un engranaje que ya tiene su tamaño y su función, ahora lo queremos hacer más grande porque se nos antoja que sea más justo, pensando que no va a impactar en la operación de una maquinaria. Me parece que había que rediseñar una política económica que sea más justa en la que agrandemos todo”, subrayó.
Salario mínimo igual a pobreza
El salario mínimo en México está por debajo de la línea de bienestar y de pobreza, de acuerdo a indicadores de la Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), advirtió el investigador.
La línea de bienestar (suficiente para atender necesidades mínimas alimentarias y no alimentarias) en la actualidad es de 2 mil 537 pesos y el salario mínimo en México está en mil 965 pesos.
Para empezar, señaló, en México no se cumple la Constitución que señala que el salario mínimo debe satisfacer necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación.
En 1977 se alcanzó el nivel de salario mínimo más alto y a partir de ahí ha caído menos 72 por ciento, precisó. “Hoy compramos apenas 25 por ciento con lo que se compraba en el 77 con el salario mínimo, es una cuestión brutal”.
Explicó que el ajuste que se hace del tope en la remuneración económica del trabajador asociada al aumento inflacionario, sin embargo, el crecimiento de la inflación ha sido mayor, mientras que el salario se ha quedado rezagado, con lo que se pierde el poder adquisitivo.
En respuesta, incluso antes de que el investigador del Conacyt terminara su intervención, los empresarios señalaron que su perspectiva es desde la academia, pero no está aterrizada a la práctica ni a la realidad.
El representante de la construcción evidenció que en muchas ocasiones los trabajadores tienen una baja productividad, pero las políticas sindicales impiden realizar despido de trabajadores que no laboran de forma adecuada.
“De la praxis a la realidad hay un tramo”, dijo Juan Carlos Stivalet y Rafael Núñez agregó: “no te vayas muy lejos, intenta despedir a alguien de la universidad y el sindicato salta”.
En lo que sí concordaron todos los asistentes es que con mil 930 pesos que sería el pago mensual con el salario mínimo en México, no alcanza para que una familia viva dignamente.
Sí hay muchos trabajadores con el salario mínimo, advirtió el líder sindical. Se encuentran en las empresas de autoservicio, restaurantes y hoteles.
“El salario mínimo no alcanza para que vivan de manera decorosa (...) esposa e hijos deben participar. El mínimo debería de ser unos 200 pesos para cubrir actividades prioritarias, pero desestabilizaría la economía”, comentó Francisco Morales.
Necesario incrementar el salario, pero condicionado
Aunque al final aceptaron que es necesario incrementar el salario mínimo en México, propuesta en la que también coincidieron el líder de la CROC y el investigador universitario, Stivalet Collinot y Núñez Landa advirtieron que existiría el riesgo de quiebra de algunas empresas, sobre todo las pequeñas y medianas.
“Le aumentas 20 por ciento de aumento a las grandes empresas y no pasa nada, pero le aumentas eso mismo al otro sector que está en sobrevivencia, lo quiebras, y ese sector es 40 por ciento de lo que das empleo”, expresó el dirigente del CCE en la capital del estado.
En sentido opuesto, Barcelata Chávez le respondió que los trabajadores no tienen por qué pagar la improductividad de las empresas al obtener bajos salarios y malas condiciones laborales.
Las empresas productivas pagan buenos salarios, pero las improductivas no les alcanza ni para pagar el mínimo que establece la ley en remuneración económica a sus empleados, evidenció el economista.
“¿Por qué el trabajador debe sufrir las consecuencias de la improductividad del empresario? El empresario le esta transfiriendo su improductividad al trabajador”.
En lo que sí coincidió con los hombres de negocios es que: si solo se obliga a las empresas a pagar un mayor salario, muchas de ellas tronarán; por lo que la respuesta también está en fomentar la productividad.
¿Cómo vamos a ser más productivos cuando viene un aumento en la carga tributaria que tenemos las empresas, nos están jodiendo?, le contestó el empresario y agregó: “por enderezar una cosa podemos hundir otra. Es mejor un país que tenga trabajo, aunque sea mal pagado”.
Sí hay que establecer un mínimo salarial, porque hay muchas injusticias en el país, pero de ahí se debe dejar a la oferta y a la demanda, definió el representante de los constructores en la entidad veracruzana.
“El país no será el mismo después de las reformas estructurales, nos vendrán a reconquistar empresas extranjeras y a desplazar, pero eso permitirá derrama económica en el país, a lo mejor en 10 años; pero sí necesitamos un tope salarial”, subrayó.
El miembro del Sistema Veracruzano de Investigadores les aclaró a los empresarios: “No se trata de ponerle mínimo al que está ganando bien, incluso de formación académica. Establecer un piso a los que no pueden acceder, los demás que se regulen por el mercado”.
La realidad es que el Gobierno tiene jodidos a los empresarios con las disposiciones fiscales, pero además no hace llegar esos beneficios al trabajador, aseveró el representante del Consejo Coordinador Empresarial en Xalapa.
“Pinche burocracia, perdón por la palabra pero da coraje, transfiere el dinero, le mandas 100 pesos a la federación y al trabajador le llega un centavo. Cuando estaban las discusiones de las reformas, dijimos: No nos graven más, dennos la oportunidad de dárselo al trabajador y vuélvanlo deducible, con gusto la gente aumenta 20 o 30 por ciento”.
Que se convierta en una deducción para el empresario, convino Morales Sarmiento, quien también se pronunció a favor de que el Gobierno federal aplique estímulos a las empresas, para que apoyen a los trabajadores con recursos adicionales y los empleados a su vez se capaciten para tener mayor productividad.
Se tienen que romper paradigmas
“Se tienen que romper paradigmas, en este país no rompemos paradigmas, ese es el problema. Hay corrientes de todas las vidas”.
Juan Carlos Stivalet (CCEX)
“Sí es necesario el aumento a los mínimos, no puede ser súbito como quisiéramos, debe ser gradual, porque desequilibra cosas de economía y separarlo de Infonavit, temas fiscales a instituciones, que lo toman como referente”.
Francisco Morales Sarmiento (CROC)
“Deberíamos de establecer una política pública en el campo laboral, educativo, desde ya deberíamos de hacer algo”.
Jesús Castañeda Nevárez (CCEV)
“Yo estoy de acuerdo en que debe haber un aumento al salario mínimo pero no por ocho horas sino por hora, sería excelente para todos los que estamos trabajando y a los que damos empleo”.
Rafael Núñez Landa (Acevac)