José Manuel Hernández Murillo es uno de los campesinos rescatados del rancho El Mimbre, en San Luis Potosí
Eran explotados laboralmente y dormían en una galera por donde se colaban ratas e insectos
Juan David Castilla Arcos
Xalapa
Su rostro evidenciaba desilusión y una gran frustración. La meta por mejorar la calidad de vida de su familia y garantizar su pleno desarrollo se había desvanecido. Abandonó su hogar para laborar en el norte del país y generar los ingresos necesarios; sin embargo, se topó con el “infierno”.
José Manuel Hernández Murillo tiene 24 años y es campesino. Año tras año corta y siembra caña en el municipio de Paso de Ovejas, Veracruz, pero la producción y las ganancias han ido disminuyendo.
Al carecer de los recursos necesarios para subsistir se vio obligado a migrar del estado en busca de más y mejores oportunidades laborales. Lo intentó, pero no encontró lo que esperaba.
Pepe es uno de los 36 jornaleros veracruzanos rescatados del rancho El Mimbre, que se encuentra en la comunidad de Santa Ana, del municipio de Venegas, San Luis Potosí, luego de vivir 12 días en condiciones deplorables.
Tiene un hijo de cuatro años y vive en la colonia El Gallito, comunidad de El Mango, del municipio de Paso de Ovejas, edificada luego de perder sus hogares al ser una de las zonas más afectadas por el huracán Karl, en 2010.
De la comunidad de El Mango se fueron 17 personas, los demás provenían de El Salmoral y la comunidad de La Piña, cercana a Huatusco, relata.
Fueron convencidos por Belem Lara Blanco, quien —aseguran— se dedica a llevar a jornaleros a distintos trabajos en el norte del país. Promete hospedaje digno por 150 pesos diarios y, sobre todo, la oportunidad de tener un trabajo estable por tres meses.
Emprendieron un viaje de 20 horas desde su comunidad hasta el rancho El Mimbre. A cada persona le dieron 100 pesos para sus gastos de comida.
Lara Blanco acompañó a los jornaleros hasta San Luis Potosí, pero los abandonó por un disgusto con la empresa.
"Él pedía más dinero pero no le quisieron dar más, se enojó y se regresó. Pero prometió volver a la semana. No regresó", cuenta Hernández Murillo.
Dormía en una galera, sin paredes, con un hule que pusieron entre todos por donde pasaban ratas e insectos. En la noche predominaba el frío y en el día temperaturas altas. En la galera también habitaba gente de Poza Rica y de Hidalgo, quienes llegaron primero e improvisaron paredes con pacas de alfalfa.
Trabajaban durante 12 horas, con una hora de descanso para comer. Por cada cubeta de 19 litros que llenaran de chile serrano les pagaban siete pesos; por la de chile jalapeño eran cuatro; por la de jitomate, tres pesos; y la de chile poblano, dos.
A decir de los jornaleros los socios del rancho El Mimbre son colombianos, incluso durante su primera semana les dijeron que después de tres meses de estar en San Luis Potosí se los llevarían a trabajar a Colombia: "Era un güerito gordo, tiene el acento de Saltillo. Pero nos dijeron que eran de Colombia"
Los jornaleros veracruzanos narran que en distintas ocasiones pidieron mejores condiciones de vida y trabajo pero les decían: "Si hablan cero, no hay nada. Si hablan, no hay comida"; por temor ocultaban todo a sus familiares.