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Xalapa
En cuatro de las cinco regiones con potencial para extraer recursos petroleros no convencionales mediante fracking en México hay niveles críticos de disponibilidad de agua, por lo que, si los proyectos de fracturación hidráulica se pusieran en marcha no tendrían agua para operar y afectaría el abasto para consumo humano, reveló una investigación de CartoCrítica.
Las cuatro regiones son: Sabinas y Burro-Picachos, ubicadas en Coahuila y Nuevo León; Burgos, ubicada entre Nuevo León y Tamaulipas; Tampico-Misantla, ubicada en Tamaulipas, Veracruz y San Luis Potosí. La quinta región es Veracruz, ubicada entre el sur de Veracruz y Oaxaca, que tiene una mayor disponibilidad hídrica, de acuerdo con el trabajo desarrollado por CartoCrítica y publicado por el Conahcyt.
El trabajo señala que la explotación de un volumen equivalente al 1 % de los recursos de hidrocarburos prospectivos no convencionales que se estima existen en México podría requerir de una cantidad de pozos que oscila entre 749 y 1,455.
Caso Veracruz
En el documento : “Estimación del consumo requerido de agua para la explotación de recursos petroleros no convencionales mediante fracturación hidráulica en México”, realizado por esa organización” se detalla que en un escenario donde los volúmenes de hidrocarburo explotado ascienden al 10 % del total prospectivo, estos requerimientos se traducen en un total de entre 7,492 y 14,549 pozos para la cuenca Tampico-Misantla.
El estudio advierte que epromedio, el 83 % de los pozos requeridos y el 79 % del volumen de agua se deben a los requerimientos de la provincia petrolera Tampico-Misantla.
Ésta contiene el 60.5 % de los recursos prospectivos no convencionales del país. Por ello, incluso bajo supuestos de explotación de una pequeña fracción de estos recursos, se obtiene una gran demanda tanto de pozos como de agua.
De acuerdo con los datos obtenidos, dependiendo del volumen recuperado y el nivel de intensidad, se podrían requerir entre 4,649 y 327,273 MMlt (4.649 y 327.273 MMm3) de agua en Tampico-Misantla.
El estudio de cartocritica revela que el 9 % de la demanda de agua por fracking ocurre en regiones que alcanzan un nivel de riesgo alto, concentrado sobre todo en las entidades Tamaulipas y Veracruz dentro de la provincia petrolera Tampico-Misantla.
La suma de ambos porcentajes indica que el 37 % de la demanda de agua por fracking ocurre en regiones con niveles de riesgo sobre la disponibilidad de agua que se pueden clasificar como críticos y altos
En Veracruz, los volúmenes concesionados a los sectores agrícola y público durante 2020 ascendieron a 3,868,600 MMlt (3,868.6 MMm3) y 656,700 MMlt (656.7 MMm3), respectivamente. Comparados contra ellos, los flujos de requerimiento máximos anuales equivalen al 0.608 y al 3.6 %, mientras que el requerimiento total sería equivalente al 12.1 % para el sector agrícola y al 72 % para el público.
El estudio detalla que la extracción de petróleo y gas mediante procesos de fracturación hidráulica no traería un nuevo tipo de impacto, sino que aumentaría y exacerbaría los ya existentes, profundizando con ello los impactos acumulativos y sinérgicos.
El agua requerida para fracking resulta ser mayor a la disponibilidad hídrica
Si bien los promotores del fracking han buscado reducir el uso de agua mediante el reciclaje y reúso o utilizando aguas salobres, estas alternativas tienen altos costos económicos y energéticos, lo que las hace inviables. En los hechos, EUA y México reinyectar el agua contaminada por fracturación del subsuelo en pozos letrina, a pesar de que esto conlleva enormes riesgos para los acuíferos y el ambiente.
“Para hablar del agua y el fracking es importante ir al ámbito regional y local, donde el agua requerida para fracking resulta ser mayor a la disponibilidad hídrica de las cuencas y acuíferos de las regiones de extracción. Ahí es donde se dan las violaciones del derecho humano al agua y al ambiente y donde se suscitan los conflictos, lo que se suma a los impactos asociados a esta tecnología. Por esto es fundamental prohibir ya el fracking en nuestro país”, explicó Manuel Llano.
La nueva legislatura puede proteger el agua La LXVI legislatura, que inició sus trabajos legislativos el pasado mes de septiembre, tiene la posibilidad y la responsabilidad de hacer lo que la pasada legislatura no hizo: prohibir el fracking a través de la iniciativa de reforma constitucional de medio ambiente que ya fue aprobada en comisiones el pasado mes de agosto, o
bien de prohibir el uso de agua para fracking a través de la Ley General de Aguas, que tampoco se aprobó anteriormente y también debe ser legislada a la brevedad.