José Valencia Sánchez.- La bola de nieve crece, crece y al parecer sí habrá gubernatura de 2 años por única vez para luego volver a la sexenal. La propuesta parte de la oposición y faltaría la aprobación de los diputados, incluidos los priistas.
Si a los senadores Pepe y Héctor Yunes no les atrae la idea de gobernar un bienio y prefieren esperar hasta el 2018 para ir por el sexenio completo, se despejaría el camino para prospectos con aparentemente menos posibilidades.
¿Quiénes resultarían beneficiados si de veras los Yunes priistas y el panista Miguel Ángel Yunes Linares decidieran no participar en esta ocasión y sí alistarse para buscar la gubernatura de 6 años?
Veamos cómo se conforma la próxima diputación federal veracruzana, de la cual pueden surgir mujeres y hombres con méritos suficientes para relevar a Javier Duarte de Ochoa.
Apenas la semana pasada, el colega Arturo Reyes Isidoro recordaba aquella contundente frase del entonces presidente José López Portillo, el “localismo empobrecedor”, pronunciada en enero de 1980, al referirse a la sucesión gubernamental.
En el aeropuerto de Veracruz, le pregunté a López Portillo, si estaban dadas las condiciones para que un veracruzano con domicilio en el estado fuera gobernador o si, como era costumbre, el sucesor de Rafael Hernández Ochoa, vendría del altiplano.
Impuso JLP a un desconocido Agustín Acosta Lagunes, como años después Carlos Salinas de Gortari haría gobernador a Patricio Chirinos. Hoy, ninguno de ellos ganaría una elección.
En cuanto a los eventuales diputados de 2 años, no se vislumbran inconvenientes. Sin embargo, en el caso de los alcaldes de un año, a pocos les llamará la atención tan efímero período.
Aunque, insisto, para dejar huella histórica en un municipio, es suficiente un año si hay talento, vocación de servicio y voluntad de trascender.