La Salvación.
Por enésima vez en su historia, la noble afición de los Tiburones Rojos de Veracruz “festejó” no descender a la división inferior. Celebró el haberse apenas salvado para tener la oportunidad de volver a buscar la permanencia el próximo año.
A los veracruzanos les causó alegría y emoción volver a tener futbol de primera división; la llegada del equipo ascendido el año pasado que jugaba bajo el nombre de Reboceros de la Piedad, fue un bálsamo para la afición que desde el 2008 había perdido a su equipo. En aquella ocasión como en muchas otras, se arrastraban pésimas campañas y peores administraciones que obviamente culminarían en un descenso. Digamos que en Veracruz, el descenso siempre ha latido con fuerza.
Sin embargo, para lo que nos conviene; preferimos no cuestionar y tomar lo que se nos ofrece. La afición se olvidó de que por la vía deportiva no llegó un equipo y ante la necesidad de tener algo, adoptó rápidamente al nuevo Tiburones Rojos de Veracruz.
A tambor batiente comenzó la nueva historia, el controvertido Angel Reyna justificó en 5 jornadas su contratación y con la ayuda de sus compañeros, además del mal arranque de equipos clave en la lucha porcentual como Atlante, Puebla y Atlas, se aprovechó y pudo separarse para que precisamente en las últimas jornadas del torneo que recién terminó, pudiera hacer valer esos puntos y conseguir su permanencia.
En su regreso al máximo circuito y fiel a su costumbre, el tiburón devoró al técnico ascendido Juan Antonio Luna, a quién se le vino el mundo encima cuando el equipo dejó de carburar y las demás escuadras se acomodaron en el torneo. Juan Antonio terminó el primer semestre, pero al segundo le dieron las gracias dejando al equipo en situación comprometida. Rápidamente la directiva buscó a un entrenador que poco ha conseguido en el futbol profesional, pero que su temperamento y personalidad eran justo lo que este equipo desangelado necesitaba.
Con el popular “chelis”, la escuadra jarocha cambió más en forma que de fondo, sin embargo los puntos clave para la permanencia llegaron y hoy los veracruzanos que son aficionados al tiburón, ya están tranquilos por tener mínimo un año más de futbol del bueno.
Como siempre sucede por estos mares, casi seguro que se irán 15 jugadores y llegarán otros tantos. El premio a los jugadores que ascendieron ya se les pagó y también ya demostraron que en la Liga de Ascenso serían grandes estrellas; pero en primera división, con apuros les alcanza para mantenerse.
Los titulares mexicanos de este equipo, serían una banca medianamente confiable para el siguiente. Los extranjeros no fueron refuerzos, ofrecieron más problemas que soluciones. La elección deberá ser con el mínimo margen de error en la teoría, ya veremos si lo justifican en la práctica.
Veracruz necesita jugadores que busquen pelear campeonatos y no descensos; la afición lo merece.
A partir de hoy inicia oficialmente la temporada de rumores; escucharemos un sin fin de posibilidades como refuerzos del equipo y muchas de ellas pasarán de largo hasta que por precio encajen en los deseos de su entrenador.
Mientras algunos equipos luchan por conseguir el titulo, los tiburones tendrán unas largas y angustiantes vacaciones, tal vez no merecidas pero eso sí, muy necesarias.
Mención especial.
Para los Halcones Rojos de Veracruz que consiguieron el titulo y pusieron el nombre de Veracruz muy en alto, ubicándose como el mejor equipo de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional. A todos y cada uno de ellos, muchas felicidades y gracias por el gran regalo de tener un equipo que le brinda alegría y emociones cada noche a su afición.
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