Y aún hay más, como solía decir Raulito Velasco, Xalapa exige autoridades dispuestas a imponer vigilancia policiaca con auto-patrullas y motos en las colonias populares; a otorgar becas a estudiantes aplicados y desayunos escolares a niños de escasos recursos económicos.
Se preguntarán y con razón, ¿cómo rayos se alcanzará este edén y con qué dinero?
Con la participación de los tres niveles de gobierno, de empresarios con sentido social y ansiosos de invertir en su municipio, académicos, estudiantes, intelectuales, periodistas, asociaciones civiles y todos aquellos hombres y mujeres decididos a coadyuvar en una gran cruzada de beneficio colectivo.
Nadie se negaría a responder con ideas y proyectos, ante una convocatoria de las autoridades, cuyos resultados redundarían en beneficio de todos los habitantes de Xalapa.
Y como se requiere de un mega presupuesto para estas magnas obras, se puede recurrir a financiamientos nacionales e internacionales. Sólo necesitamos voluntad política y mucha ambición.
En Orizaba, por ejemplo, lograron instalar un teleférico que, a pesar de las fallas conocidas, constituye un singular atractivo turístico.
En ciudades de otros países captan, almacenan, tratan y aprovechan el agua de lluvia, ¡por qué no habríamos de hacer aquí lo mismo en vez de que los tremendos aguaceros de cada año causen inundaciones y se desperdicien miles y miles de litros del preciado líquido!
No es factible ampliar las angostas y empinadas calles de la capital, pero sí erigir segundos pisos y distribuidores viales para aliviar el intenso y conflictivo tránsito vehicular o implantar el hoy no circula en transporte público y particular.
Haríamos de Xalapa la ciudad ideal, nos sentiríamos más orgullosos de ella y atraeríamos infinidad de visitantes de México y el extranjero.
Este esquema es aplicable también, con las pertinentes adecuaciones y adaptaciones, en los demás municipios del estado donde existan mujeres y hombres resueltos a luchar por metas y sueños aparentemente fantasiosos.