27 de Noviembre de 2024
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Los Políticos/ Pedro, el muy cabrón

 

 

 

 

Salvador Muñoz

 

Pedro, el muy cabrón

 

La última vez que platicamos, no fue una plática… tampoco fue un diálogo… a lo más fue un monólogo que escuché hasta que le dije “te voy a colgar porque vamos a acabar mal”. Me reclamaba una opinión gráfica, una broma, muy a su estilo el reclamo, quizás en la confianza de la amistad de años pero ahora era muy airado su coraje, quizás porque cuando me llamó, no le contesté porque estaba en un programa de radio y le mandé un mensaje de que en ese momento no podía atenderlo. Cuando salí, le devolví la llamada y ahora fue él quien no me respondía. Todavía le vacilé mandando un mensaje: “como eres funcionario, quieres que de inmediato se te atienda”. Creo que le piqué el orgullo porque de inmediato me respondió y empezó una vorágine de reclamos… en un momento pensé que ahora el “vacilado” era yo, pero cuando vi que empezaba a subir de tono, le dije, “te voy a colgar porque vamos a acabar mal”, y seguía igual, así que colgué… una, dos, tres y quién sabe cuántas veces insistió al celular, pero ya no respondí.

II

Conocí a Pedro Manterola Sainz siendo alcalde de Martínez de la Torre. Vino a Xalapa y me invitó a comer a un restaurante de mariscos junto con otro grupo de personas. Se sentó a mi lado. Empezamos a conocernos, platicamos; parecía un político más, hasta que me trajeron mi plato fuerte y creo que se le antojó:

–¿Puedo?– me dijo mientras inclinaba su mano hacia mi plato…

–¡Adelante!– le respondí mientras con un ligero movimiento, dejaba a su disposición mi plato.

No tomó la cuchara, sino que con pedazo de tortilla, hizo el clásico bocadito y pescó una o dos veces un tanto de mi platillo. Su naturalidad me ganó. Acababa de conocer a un amigo.

Cuando fue diputado federal, empezó una “cacería de brujas” en su contra. Manteníamos a veces contacto por teléfono y siempre le pedía una entrevista y me la negaba, hasta que un día le dije:

–Me das la entrevista por teléfono o te la hago en Pacho…

–¡Chinga tu madre! ¡chinga tu madre!– me respondió mientras rompíamos a carcajadas.

III

Realmente no sé cómo salió a cuento su candidatura a la alcaldía de Martínez de la Torre, pero sé que me dijo que estaba en la subsecretaría de Gobierno. No recuerdo en calidad de qué. Ahí llegó, me dijo, por Enrique Ampudia Mello… sí, era el sexenio de Chirinos.

Vagamente recuerdo que me dijo que quería ser diputado pero que la candidatura se la habían dado a otro y para apapacharlo, lo trajeron a Palacio de Gobierno.

Era un desfile del primero de mayo. En la esquina con Revolución, un contingente bajó y esperaba que le abrieran paso para manifestarse pero los estaban conteniendo con muchos esfuerzos y por eso decidieron mandar a Pedro Manterola a dialogar con ellos. Se acercó al grupo disidente y trató de dialogar pero quien estaba a la cabeza estaba muy alterado o alcoholizado, tanto, dice, que cuando le hablaba, lo hacía tan cerca, que sentía cómo la saliva del tipo reventaba sobre su cara. Insistió en el diálogo y entonces, el cabecilla del grupo soltó una patada que dio en el “nies”... un inmenso dolor recorrió el cuerpo de Pedro pero se ahogó en su garganta… tampoco se dobló; entonces, se acercó a su agresor y al oído, le dijo una, dos, tres palabras y disolvió la manifestación pretendida. Todo eso, me platicaba, era observado desde el Palco de Palacio de Gobierno. ¿Que qué le dijo Pedro al tipo que lo pateó? Eso me lo reservo.

En las siguientes elecciones municipales, le dijeron que él era el candidato.

IV

Me avisan esta mañana que Pedro ha muerto. Sigo sin tomarlo en serio. Más cuando seguimos distanciados. No era la primera vez que teníamos una diferencia. En la campaña para Gobernador tuvimos una bronquita y posterior a la elección, otra.

Ambas las subsanamos… en la primera, fue porque no le gustó que compartiera un artículo publicado creo que en El Universal en contra de su candidato. En la segunda, por un meme que manejé de su hermana Mariely en los que acabó borrando sus comentarios en Facebook.

En la tercera discusión que tuvimos, ya no nos dimos la oportunidad de platicar de nuevo, quizás por la carga de trabajo de ambos, por eso cuando al mediodía del domingo me dicen que Pedro murió, no lo creo y si así fue, de seguro el muy cabrón lo hizo nomás para hacerme sentir mal, pero le salió el tiro por la culata… todavía creo que está vivo.

 

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