Salvador Muñoz
La reunión con Duarte
Una noche me lo encontré en Palacio de Gobierno, cerca de su oficina. Abrió los brazos para saludarme a la vez que gritaba mi nombre. Me dirigí a él y me paró en seco. Me hizo un “reclamo en broma” con respecto a Miguel Ángel Yunes Linares, porque días antes había estado con él, junto con otros columnistas, en un restaurante de Coatepec. De inmediato cambió el tema; abordamos otros tópicos muy en breve; alguien nos tomó una foto y tras ella se retiró volviendo a bromear mientras caminaba en el pasillo.
En lo particular, me era agradable, un tipo ocurrente y de vez en cuando nos enfrascábamos en una contienda territorial muy propia de quien es nativo de Córdoba y de quien es nacido en Orizaba.
Aguantaba sus bromas pero él igual las mías, en especial una de la cual nunca hubo reclamo alguno: que para enronquecer su voz tan aguda, tenía que aplicar la dieta del pescado… ¡pescado de los huevos!
Javier Duarte vive en estos momentos lo que la naturaleza humana y política crea: cuando estás en la cima del poder, todo mundo te halaga; cuando caes, todo mundo te pisa, aunque cabe aclarar que él también cooperó en ello y con bastante ahínco. Pero la referencia a la naturaleza política y humana es clara para quienes estuvieron a su lado y fueron beneficiados de miles (o millones) de formas pero hoy lo denostan o simplemente lo niegan.
II
Dicen que en Misantla, uno de los adversarios de Gustavo Moreno Ramos, candidato del PT, hizo circular una imagen donde está el multifacético o camaleónico político con Javier Duarte de Ochoa, como para minar la posible fuerza que pudiera tener el famoso bigotón.
En las redes sociales, se deleitan subiendo fotos de personajes con Javier Duarte de Ochoa, y hasta para golpetear a Alfredo del Mazo, el candidato del PRI por el Estado de México... como si fuera necesario “exhibirlo” así.
Algunos columnistas le aplicaron la de “Pedro” y las críticas y adjetivos que hoy le hacen nunca escuché que se los hicieran durante algunas reuniones que hubo en Casa Veracruz donde se platicaba y estaba permitido cuestionar todo, aunque eso sí, cada quien era su propio censor.
III
Recuerdo una reunión en especial con Javier Duarte de Ochoa. Fue indirecta. Un grupo de columnistas (entre ellos yo) se reunió con el entonces titular de Comunicación Social, Alberto Silva Ramos en un restaurante. Había pasado media hora o menos de estar conversando con el Cisne, cuando hizo acto de presencia el Gobernador que abrió plaza con un “Beto, ¡felicidades!”, parodiando a Manlio Fabio Beltrones, quien días antes se dirigió en el rancho San Julián a Yunes Landa con esa frase: “Héctor, ¡felicidades!”, lo que vaticinaba la candidatura del choleño. Realmente la presencia del Gobernador allí, fue estratégica: nos daba la noticia de que el Presidente le había encomendado hacerse cargo de la elección para Gobernador: “Javier, nunca me has fallado; será la decisión más importante que tomes… no te puedes equivocar”, contó en aquella vez que Peña Nieto le dijo. La intención del mandatario hizo su efecto, generó noticia y a la vez reacciones.
IV
Leo en Reforma que hasta este momento, Javier Duarte sólo recibe visitas de su abogado en el penal militar de Matamoros, Guatemala. Sus familiares, amigos o ex colaboradores no se aparecen. ¿No hay lugar para la solidaridad, fraternidad y mucho menos para exhibiciones de amistad, o de plano, salvar la distancia de la Ciudad de México o Veracruz, a la frontera sur no está en su presupuesto?
Sí, pueden decir que está en desgracia, pero recuerdo que todo lo contrario ocurrió con Dante Delgado, donde no sólo políticos, sino ciudadanos, expresaban su empatía por el ex mandatario estatal y lo iban a visitar a Pacho… bueno, Javier sigue en Guatemala… habrá que esperar a que llegue a México… ahí entonces podrá “ver” a sus amigos, ex colaboradores y familiares...
V
Estoy de acuerdo. Todo indica que Javier Duarte es el responsable directo, por su carácter de Gobernador, de uno de los mayores atracos que la historia política de Veracruz lleve hoy en sus registros. Estoy de acuerdo y es seguro que el resto de los veracruzanos igual: no actuó solo. Si hay más responsables, justo igual es que lo acompañen en estos círculos dantescos (de Alighieri, no de Delgado Rannauro) que hoy lo orillan a romper con ese esquema que tenía planeado a partir del primero de diciembre del 2016, que en esa famosa reunión que tuvo con el Grupo de los 10 y Alberto Silva Ramos, platicó tras esta pregunta:
–¿Cómo se ve en el 2017?
–Disfrutando a mis hijos, donde sea y donde no estorbe, pero eso no significa mi retiro de la política. (...) Quiero recuperar el tiempo que le quité a mi familia, por eso, el primero de diciembre de 2016 me declararé como mantenido, para estar todo el tiempo con mi esposa y mis hijos.
Pero creo que le falló al Presidente.