22 de Noviembre de 2024
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Manuel Zepeda - Aire, agua y metro

 

Mexicana de Aviación, díganlo si no, fue la línea emblemática de México, la de la cara bonita, la línea alegre, la de los artistas, la que tejía el bordado turístico de la época. Volar en Mexicana era asunto de status y presunción. Había quienes compraban su boleto desde una semana antes, en aquella época no había reducciones en su costo por compra anticipada, para presumirlo en los cafés, destacándolo en la bolsa de la camisa para hacer evidente el viaje. Las aeromozas más chulas, las de Mexicana; las más atentas, las de Mexicana. De repente, vino el caos, la huelga, la quiebra, el no pago del salario y el calendario de las azafatas quienes, en un momento de lucidez, lanzaron su poster con los días del año en donde aparecían, bellísimas, en paños menores, luciendo su palmito para poder vivir. Pasó el tiempo y hoy todo el mundo, literalmente, busca al dueño para encarcelarlo por lavado de dinero. Pero Mexicana ya no está, sólo una oficina muy buena que habrá de vender por aquello de que lo perdido, lo que aparezca. Por si faltara algo, la otra línea nacional que también va para punto de turrón, aterriza en Barajas con un “Tomandante” hasta las chanclas, como si no supiera que ya el alcoholímetro promueve al conductor designado. Qué vergüenza y qué irresponsabilidad: escándalo internacional para los libros de Guiness.

Ahora, el agua en el orden al bat. Se trata de Oceanografía, esa empresa de mexicanos campechanos que se adelantaron para tener la tecnología de punta para cuando vinieran las extracciones del hidrocarburo desde las profundidades del mar. Pero tener la punta tecnológica en este asunto en especial, parecería también tener la existencia de sinonimias en palabras que se hermanan. Bandidos y Oceanografía se insinúan una al lado de la otra, cada día más ruidosamente. De repente aparecen irregularidades en el pago al Seguro Social e Infonavit, porque nada más no se hacían. Los pequeños empresarios saben muy bien lo que le pasa a una empresa chiquititita que se atrasa un mes en el pago del Seguro Social y Oceanografía no pagaba desde el 2010. Debieron por años.

Oceanografía defraudó a Banamex y, por lo tanto, a City Group, así como a Bancomext. Y no cualquier dinero, lo hizo por cientos de miles de millones. A la hora de presentar documentos a Pemex, resultaban apócrifos, con sellos inventados. Ahora mismo en el mundo está el tema vigente, como que ya embargaron a los acreedores de oceanografía buques que andaban por el mundo. Vicente Fox ya salió al quite avalando la honorabilidad de todas las familias que integran su familia y la fracción panista del Senado de la República se separó de las discusiones de las leyes secundarias de la reforma energética hasta “que se aclare el tema de Oceanografía”. Si usted cree que esto huele mal, está usted en la dirección correcta y el color del asunto se torna azul como el asunto de Mexicana.

Y para terminar, el Metro; pero este con color amarillo, de tierra. Las vías de la línea doce, la más joven inaugurada por Ebrard, se aplastan ante el peso de los vagones. Otro escándalo.

Cuando yo era estudiante, se inauguró la línea uno, que corría de Zaragoza a Chapultepec. Era nuestro paseo dominical, orgullosamente mexicano, con un costo de dos pesos el boleto. Ejemplo de tecnología aplicada, trabajando en el subsuelo fangoso de la ciudad de México. Se había adquirido la tecnología francesa de desplazamiento, la que rueda sobre llantas de hule sobre una superficie horizontal de acero que hasta la fecha, próximo a cumplir 50 años, sigue dando un resultado óptimo. Pero ahora lo quisieron hacer diferente, le pusieron rieles en donde las ruedas son de acero. El escándalo radica en que los rieles se aplastan, le salen rebabas por ello, algunos durmientes colapsan junto con sus abrazaderas y está a punto de provocar un accidente de pronóstico reservado. Ya llegaron al absurdo de decir que compraron vagones más pesados, que por eso se colapsan los rieles y durmientes, le echan la culpa a los constructores de la obra civil. El asunto lleva a China, allá compraron los rieles. Oigo eso y de inmediato me acuerdo que compré alguna vez un cuchillo chino de acero en Insurgentes por dos pesos. Hay escándalo y fuerte. La suerte de varios políticos declinó.

Y todavía hay quienes se enojan porque Peña Nieto está enderezando el rumbo.