Rubén Pabello Rojas
Demostrado de nuevo, queda confirmado que quien ejerce el poder formal puede, aún en contra de quienes se opongan, sacar adelante su voluntad e interés político, contra viento y marea, muchas veces hasta en contra de la razón misma.
El platillo fuerte de este desencuentro priista, que pareciera una obra del teatro extravagante, si no fuera por los altos intereses que se juegan, fue la toma de protesta del nuevo líder estatal de ese partido, ante la presencia del máximo dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones, que asistió a la ceremonia donde el gobernador Javier Duarte sacó adelante su, calificado por algunos como caprichoso, proyecto encarnado por el neodiputado Alberto Silva, el cisne, ante una disciplinada y acarreada militancia, clásicamente priista a la vieja usanza.
No valieron ni “pucheros” ni berrinches ni rabietas. El Poder es el Poder y es para ejercerlo. Las consecuencias se verán más adelante. Quienes creyeron que ya todo estaba encaminado y que en ese partido solamente cabía la opción de los dos senadores Pepe y Héctor Yunes; quienes a pesar de su experiencia pensaron que no había que esperar a enero del año próximo, pecaron de cierta ingenuidad al suponer que todo estaba ya decidido y que solo era cosa de esperar, para ver cuál de ellos era el elegido candidato.
En este mismo lugar se escribió hace algunas semanas que era prudente esperar a ver cómo se integraba la nómina de diputados federales para, entonces sí, tener una idea más clara de cómo se podría dar el proceso interno del PRI en el estado. Hoy se comienza a ver que las cosas no estaban escritas y que el lance de la sucesión de gobernador alcanzará espacios de intensa lucha interna, aunque soterrada y disfrazada de una ficticia unidad, que desde luego hace que los partidos de oposición se froten las manos.
El riesgo no es menor, muchos operadores políticos del PRI están inconformes, unos lo manifiestan públicamente y otros lo disimulan pero es evidente que no hay una verdadera unidad y eso puede ser medicina contraindicada para un resultado exitoso. El dorado exilio consular de Fidel Herrera indica lo que todos saben, es pieza indeseable en el proceso pues él no deja de intervenir.
Hay quien cree que Silva será un operador a modo para intentar sacar al verdadero candidato de ese grupo político que es Erick Lagos, discípulo preferido y hechura innegable de Fidel. Erick ha cubierto toda la ruta necesaria para tener su ficha curricular completa, fue subsecretario y secretario de Gobierno, presidente del PRI, diputado local y coordinador de su bancada, ahora es diputado federal; es por tanto el candidato más acreditado dentro de su partido para aspirar a ser su abanderado. Sin embargo no puede asegurarse nada a estas alturas.
Veracruz es de los estados que, desde hace 86 años de fundado el PNR, después el PRM y luego el PRI, desde el legendario coronel Adalberto Tejeda, esa corriente política nacional, ha ejercido el poder local en el estado. Nunca ha habido alternancia. Eso lo pregonan los partidos de oposición hoy que la democracia ha matizado el paisaje electoral en otras entidades y en la misma Presidencia de la República.
Los tiempos ya no son los mismos y un desafío a la voluntad electoral veracruzana puede llevar a un resultado indeseable para quienes ejercen el poder político en estos días y frustrar a figuras que sí tienen arraigo, trabajo político y emoción para gobernar a Veracruz. No vaya a ser que sea de tal magnitud la eventual disputa, que en el centro decidan enviar, en vista de los enconos, a un candidato que no obtenga el triunfo en los comicios del año entrante.
Queda como una no explorada solución la de pensar en una candidata, una mujer que asombrara al electorado positivamente y... ¡oh! ¡Sorpresa!, pudiera alzarse con el triunfo para gobernar el estado una fémina, lo que sería un golpe inesperado como lo han sido algunos candidatos independientes que han triunfado en algunos puntos del país sobre todo en Nuevo León.
En esta hipótesis tendría Diógenes que hacerse presente para identificar a tan escondida fémina veracruzana. Mientras tanto, que siga la función, el votante, que no está para juegos, que está enfadado y con poca capacidad de tolerancia por como ve que están las cosas, espera impaciente para ver quiénes son los candidatos de todos los partidos y emitir su sufragio, voto que bien puede ser de castigo y producir una no tan inesperada sorpresa, como ya ocurrió en las pasadas elecciones federales, donde se perdió calidad y se ganó una pírrica cantidad.
No puede soslayarse que están perdidas por el PRI las ciudades más pobladas y con mayor peso político, como son Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos, Poza Rica y Boca del Río, sin menospreciar a ninguna otra que representan una masa específica imposible de ignorar y, por supuesto, no aptas para hacer ni pruebas ni cálculos erróneos cuyo costo sería inimaginable.
El Poder es el Poder, no es de camarillas, debe ejercerse con prudencia y sabiduría en beneficio del pueblo soberano; no es para “tapar” anteriores actos punibles de gobiernos, a los que el pueblo identifica como corruptos enriquecidos.