Salvador Muñoz
Es seguro que la mayoría de los lectores conozca el cuento de El Patito Feo… sí, ése que al final se convierte en un bello cisne… en el PRI ocurrió todo lo contrario: Un Cisne quiere quitar al Patito Fello con puro cuento.
El chiste fue esparcido entre varios columnistas y medios que lo asumen como cierto: Alberto Silva Ramos, este domingo, asume la dirigencia estatal del PRI al lado de Regina Vázquez Saut, quien llega como secretaria general.
Es seguro que Alberto Silva Ramos cuente entre columnistas y opinadores gente que lo aprecie y “hagan changuitos” porque el diputado federal asumiera la dirigencia estatal del partido; ¡vamos!, me cae bien El Cisne, pero igual, siendo objetivos, no es el modo ni los tiempos para que se haga un relevo en el edificio de Ruiz Cortines y Francisco Moreno.
II
Se dice que no son los modos ni los tiempos, porque Alfredo Ferrari Saavedra es de los últimos dirigentes del partido estatal a quien la Revolución le hizo justicia después de años de talacha, disciplina e institucionalidad. ¡Vamos! No es un dirigente hechizo, improvisado o servil, como algunos recientes que ha padecido el PRI, o qué decir de aquéllos que tenían talacha pero carecían de algo que los consolidara como auténticos líderes: Ricardo Landa Cano, el mismo Edel Álvarez Peña y Ranulfo Márquez, que quizás en descargo del de Mina, se podría decir que es y tiene un estilo muy singular de hacer política… sin mucho ruido, sin reflectores.
Ojo, no se habla de sus resultados electorales, sino de su ascenso al edificio de Ruiz Cortines y Francisco Moreno.
III
Alfredo Ferrari Saavedra tiene un liderazgo natural, palpable, es barrio, es raza, es formal cuando tiene que serlo, pero jamás abandona la sencillez que hace que el priista de a pie no sólo lo vea como su presidente partidista, sino una persona asible, confiable y sobre todo, de palabra. Vamos, no es un “agarra-pendejos”, especie política que en el fidelato floreció a gran escala.
Hasta el momento, Ferrari es un fiel de la balanza en esa disputa que hay entre los senadores del PRI por ver quién de ellos podría ser candidato a la gubernatura este 2016.
No se confronta, no los madrea, no agrede… al contrario, él busca la unidad y cohesión al interior del PRI que, es seguro, si el chiste de que Alberto Silva Ramos llegara a la dirigencia estatal del PRI, fuera verdad, generaría división, ¿por qué? por una simple diferencia con el actual dirigente:
Mientras Alfredo Ferrari es priista, Alberto Silva Ramos es fidelista.
Sí, me pueden decir que hay muchos grupos al interior del partido, como los del “Viagra” (Vía Veracruzana), los aliancistas, y los que recientemente se van conformando alrededor de Yunes Zorrilla: los pepistas. Igual están los Bembones, los del Sur con Marcelo Montiel y los que se les ocurra, pero hoy por hoy, si hay un grupo que sea mal visto por los mismos priistas así como por la sociedad, sin lugar a duda es el de los fidelistas.
IV
La lógica al interior del PRI, es que si va a haber elección de gobernador, en la dirigencia del partido su líder debe ser un elemento de la cuadra del que sea candidato a la gubernatura para entonces, a partir de allí, saber con quién se cuenta. Y si no lo es, ¡que sea un auténtico priista!
Mientras, ¿quieren que les cuente el cuento de El Cisne que quiere tumbar al Patito Fello?