24 de Noviembre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Poliantea: En verdad ¿hay campañas electorales?

Rubén Pabello Rojas

 

Como nunca, en serio, como nunca se desarrolla el proceso electoral federal en los 21 distritos que componen la geopolítica veracruzana. Si no fuera porque la ley impone formalmente la obligación de celebrar comicios para renovar la Cámara de Diputados del Congreso nacional, muy pocos, solamente los interesados, sabrían que se están llevando a efecto las campañas de los candidatos en busca del sufragio ciudadano.

Pareciera que se trata de un simulacro banal, preparatorio, para después realizar las elecciones efectivas. Salvo los escasos involucrados, la gran mayoría de los electores no se han dado por enterados de que está en desarrollo el proceso para elegir representantes populares federales. Es contraproducente el torrente impío de spots de radio y televisión.

Es tanta la indiferencia de los electores que ha sido urgente, que líderes y personajes de nivel nacional hayan tenido que acudir a algunos distritos como el de Xalapa, Veracruz, a reforzar las campañas, en vista de los nulos resultados de sus candidatos.

Casos como PAN y PRI han tenido que echar mano de Margarita Zavala uno y César Camacho el otro, quien por cierto se hizo acompañar de un exgobernador de no muy grata memoria, a quien se atribuye la paternidad de los malos candidatos que él recomendó, para tratar de salvar lo que puede preverse como una derrota anunciada.

Hay 10 partidos contendiendo y muy escasos candidatos independientes, figura novedosa cuestionada y sometida a mil taxativas. Ni por eso se ha despertado el interés ciudadano cansado de ver repetir más de lo mismo, ahora con algunas variantes que no le representan ningún aliciente para ir a votar.

Los candidatos son múltiples y casi todos desconocidos. En esto tiene engañosa ventaja el PRI-PVEM por presentar candidatos y candidatas más conocidos; muchos de éstos demasiado “conocidos” y por lo mismo repudiados por sus antecedentes no muy recomendables.

Así transcurren las campañas. Huecas de propuestas de los candidatos, invitan a no votar visto el desgano de los aspirantes a diputados federales. Si de ese modo se disponen a legislar, ya se puede prever la flojera con que incumplirán su obligación.

El ciudadano duda, actualmente más informado, más crítico y sobre todo hastiado de las falsas promesas, algunas hechas ante notario público; no olvida el acumulamiento creciente de la deuda política que se convierte en quebranto económico y menoscabo social, en su perjuicio.

Las atribuciones del Congreso se encuentran enmarcadas en la Constitución General, a partir del artículo 71° al 74°. No son facultades de los legisladores pavimentar calles ni hacer obras de drenaje o alcantarillado ni introducción de agua potable o energía eléctrica. Algunos candidatos lo ignoran y asumen compromisos, con tal de congraciar el voto, ofreciendo gestionar lo que no es de su competencia. Para eso están los órganos del Poder Ejecutivo y los ayuntamientos.

A pesar de la flojera de las campañas, que apuntan a sumar cero democracia, habiendo diez candidatos o candidatas por distrito, la poca votación se repartirá entre los postulados y ganará el partido que tenga mejor estructura, no el mejor sino el que cuente con más recursos, que no hay muchos, así como más inercia partidista, ya que según se observa los nominados son prácticamente desconocidos en su mayoría. Rellenos forzados con el fin de cumplir los requisitos de la Legipe, sin verdadero trabajo ni político ni social que respalde su endeble candidatura.

Con este triste pan se completará la mitad del Congreso Federal para la segunda mitad del presidente Peña Nieto, ahora tan cuestionado. Algunos de los que ganen en Veracruz irán a integrar la lista de posibles precandidatos al Gobierno del Estado el año próximo. Se sumarán a los senadores en ejercicio, que son candidatos naturales. Vale pensar en algún nuevo diputado fuerte, de la oposición al PRI, que pudiera tener cartas suficientes para disputar la gubernatura próxima, aunque sea de solamente dos añitos. Ya ni modo.

Frente a las votaciones, todo el país se encuentra en similares condiciones. Algunos estados tendrán elecciones municipales y locales para diputados y gobernador. Habrá que ver cómo sale la experiencia, en medio de un país convulsionado en algunos sitios por el flagelo del crimen. Además,como mayores dificultades, se agregan el desempleo y subempleo, la imbatible pobreza, la galopante corrupción y la perniciosa impunidad.

Este funesto coctel que no es invención ni fantasía, niega el mínimo bienestar de la sociedad, obstaculiza el sano desenvolvimiento de la nación, transgrede el orden jurídico, vulnera el Estado de Derecho y atenta contra la escarnecida democracia. Estas son hoy por hoy las ácidas cuentas de la República.

Frente a todo esto, no se puede negar el desesperado esfuerzo del Gobierno del presidente Peña Nieto por intentar, en la inicial etapa de pactos y reformas estructurales, el bien de la nación. No todo es negativo, hay áreas que contribuyen a aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) como la industria ensambladora de vehículos automotores y otras productoras de alimentos o pescado, como atún y camarón; estos últimos, para colmo de mala suerte, con problemas para su comercialización en mercados extranjeros.

 

En este panorama, teñido con paupérrimas, sin imaginación, desganadas campañas electorales, que no levantan, se realizarán los comicios de junio. Por la enorme inercia negativa que arrastra el país no se prevén grandes beneficios ni sociales, ni políticos ni económicos, con los nuevos diputados. Pocas esperanzas de mejoría tienen los habitantes de esta querida nación mexicana.