Gustavo Ávila Maldonado
Qué pena que hechos tan lamentables como la desaparición de los estudiantes normalistas se haya politizado. Este macabro evento sucedió en el estado de Guerrero, específicamente en dos municipios: Iguala y Cocula.
El gobernador Ángel Aguirre, fue obligado a renunciar para "no entorpecer las investigaciones", ya fueron capturados el que era presidente municipal de Iguala José Luis Abarca y su esposa, según algunas versiones en Iztapalapa y otras que en Boca del Río, Veracruz. Lo cierto es que ya los tienen a buen resguardo.
Los policías de Iguala involucrados en el secuestro ya fueron detenidos, a excepción del comandante que estaba a cargo y que se encuentra huyendo. La Procuraduría General de la República está haciendo su trabajo, incluso pagando un equipo de argentinos especializados en reconocimiento de restos humanos.
Hay varias preguntas que no han tenido respuesta:
Primera: ¿En dónde están los cuarenta y tres normalistas? Hay declaraciones de los mismos sicarios que participaron en esta masacre, quienes han señalado con todo detalle adónde fueron trasladados los estudiantes, dónde ejecutados, dónde incinerados, y han dicho que las cenizas fueron arrojados a un río para que "no los encontraran nunca".
Efectivamente, los restos encontrados en las fosas y en el basurero no coinciden con los de los normalistas. Y mientras no sean encontrados, a pesar de las declaraciones de los sicarios, los estudiantes se consideran como desaparecidos.
Segunda: Si los restos encontrados no son de los normalistas ¿De quiénes son? Las múltiples fosas que se han localizado dejaron al descubierto macabros crímenes que estaban escondidos.
Además de toda esa podredumbre que ha ido apareciendo, los partidos políticos han querido sacar raja de este penoso asunto. Todos los días hay manifestaciones en la que destrozan y queman autos e inmuebles, toman palacios municipales y quieren hacer aparecer como si esto fuera un crimen de Estado, piden la salida del presidente de la República.
No nos dejemos engañar, esto no es el 68, es cierto, la podredumbre está en muchos lugares, pero los malandros son locales. Ya dejen descansar en paz a los estudiantes normalistas.