Gilberto Haaz Diez
*A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco. Camelot.
Era la noticia más esperada en el país. La detención de Abarca (la barca que no me iré, escribe Jairo Calixto Albarrán) y su lady esposa. El macuarro alcalde con licencia, un criminal al que solo verle la pinta se ignora por qué los guerrerenses votaron por ese remedo de persona. No podían huir porque 10 mil policías y los aviones ‘drones’ espías de míster Obama los correteaban por todo el país, y parte de la Interpol en el mundo, por si habían logrado brincar la frontera. Era una cacería como la de Osama Bin Laden, aunque aquí lo querían vivo, para que corrobore ante la Seido todas sus tropelías. Peña Nieto puede despertarse desde esta mañana con otro semblante. La impunidad permea en todo el país. Es más grave que los delitos, y este caso reconoce el esfuerzo. Ahora a ir por los 43 desaparecidos. Otra premisa. En la Casa Blanca el gobierno de Obama envía felicitación al presidente y los diarios más renombrados del mundo, como El País de España, titularon: “La historia de una ambición ha llegado a su fin. La pareja que durante dos años, bajo la sombra del narco, impuso un reino del terror en Iguala, el matrimonio cuya sed de poder desembocó en una vorágine de violencia sin apenas parangón en México, fue apresada de madrugada mientras dormían mansamente en una anodina casa de alquiler del distrito de Iztapalapa”. El gobierno, vía el Cisen, debe redoblar esfuerzos en el espionaje, hay muchos Abarcas aún por los gobiernos municipales, por todo el país, hay que descubrirlos y echarlos, o aprehenderlos. Quitarles esa cosa llamada ‘fuero’ y a la cárcel, por cómplices de criminales.
EL OTRO CACHORRO
Muy temprano, a las 10:00, Emilio González, que es reportero de El Sol, me preguntó si había leído la columna de Edgar Hernández, del portal politicaaldia.com, que anuncia como primicia que hay otro precandidato a la gubernatura de Veracruz, el cachorro de cachorros, Miguel Alemán Magnani. En la historia de las ciudades hay hijos de gobernadores que lo han sido en sus estados. Unos para mal, como los Figueroa en Guerrero, que el padre fue secuestrado por la guerrilla de Lucio Cabañas y el hijo fue echado por Ernesto Zedillo, por la matanza de Acteal, un fantasma que aún les busca. Otros fueron los Rojo Gómez y Rojo Lugo, en Hidalgo, pero yo era muy chico y no los recuerdo. Alemán padre fue gobernador antes de ser presidente, y el hijo, una estrella más del canal de las estrellas, fue gobernador mucho tiempo después. Ahora impulsan por allí al nieto del presidente, Miguel Alemán Magnani, algunos lo quieren para la de dos años, si es que viene, pero el Muñeco Silva dice ¡quiobo!, no empujen, estoy formado desde endenantes y aquí no hay iluminados ni aparecidos. Bienvenida la competencia. En la historia de Estados Unidos, el segundo presidente, John Adams, el que construyó la Casa Blanca, su hijo años después lo fue, al igual que los Bushito: padre, hijo y Espíritu Santo. La política lega a los hijos el devenir y futuro. Si los chamacos en casa solo oyen de política, pues políticos serán. Yo no sé si el cachorro Alemán, el III, el Magnani que será magnánimo, se anime a venir a Veracruz, pero sí sé que el hijo de Fidel Herrera Beltrán, Javier Herrera Borunda, se preparará para que en años venideros algún día aspire a sentarse en el mismo sitio del padre. Los cuenqueños así semos, diría Minga.
EL TREN RÁPIDO DE PEÑA
Suelo, cuando ando de periplo, treparme a los trenes rápidos, lo hago donde existan. En España en sus AVE, acrónimo de Alta Velocidad Española. Este año viajé de Madrid a Barcelona y son impresionantemente bellos. En Washington, una vez me trepé rumbo a Nueva York en el Amtrak, que hace viajes maravillosos y una escala en Filadelfia, te lleva a conocer las dos grandes estaciones de trenes, la de Nueva York, la Grand Central Station, la de la Calle 42 y la Avenida Park en el Midtown de Manhattan. Tiene un asegún bueno, no es barato el ticket del tren, pero te evita ir hasta un aeropuerto, que el taxi te cobre 100 dólares por dejada y estés como buey dos horas en espera en las terminales aeroportuarias. Aquí, llegas, te trepas y te vas, tesis foxista. La misma otra estación legendaria, las dos son Patrimonio Cultural de la Humanidad, la de Washington, la Union Station, que construidas fueron en 1907 y son una belleza a veces indescriptible. Ambas tienen llegadas de Metro y en sus salones hay tiendas de souvenirs y muy buenos restaurantes. Cenar por las noches allí es algo sabroso, además te sentirás como artista de película hollywoodense, por tantas filmaciones allí hechas. Toco el tema porque el presidente reformador, Enrique Peña Nieto, al final de su sexenio va a hacer lo que muchos otros no hicieron. Anunció ayer el viejito secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, el lanzamiento del Tren Rápido Mexicano, donde México ha estado atrasado 50 años con países del Primer Mundo, siendo que en la antigüedad fuimos un centro ferrocarrilero de excelencia, desde la época de Porfirio Díaz los ferrocarriles mexicanos, con los orizabeños Escandón, fuimos número uno en América y hasta los gringos nos veían con envidia. Dejaron llegar a los sindicatos corruptos y quebraron aquello, los Gómez Z y su parvada. Cayeron luego en manos privadas que ningunearon el pasaje, por incosteable. Se reconoce al presidente el esfuerzo. En 2015 o 2017, si la vida nos da vida, veremos recorrer el México-Querétaro, que sin duda nos pone en la ruta de los grandes. Irá a 300 kilómetros por hora, como van aquellos europeos y japoneses, y los chinos, que ganaron el concurso, vendrán a hacer el gasto en los desayunos de cafés de chinos, que tantos hay en el DF. Se le reconoce, presidente Peña. El costo, 50 mil 820 millones de green papers. 426 pasajeros en ocho vagones. Internet, baños, aire acondicionado, GPS, tele de Televisa, y por cada compra de pasaje, una entrada gratis al Acuario de Veracruz, invita Beto Silva. Aunque no sabemos dónde ande en 2017.
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