Miguel Molina
La memoria, dice el clásico, sombras suele vestir de bulto bello. Uno termina por recordar cosas que nunca fueron, episodios que no pasaron, detalles que no estaban ahí, y termina construyendo un pasado que nadie vivió. Y entonces viene el periodismo y llama a cuentas a la memoria...
Hace más de siete años, cuando muchos pensábamos que la violencia en México no podía ser peor, la BBC me pidió que escribiera sobre lo que estaba pasando en el país cuando era presidente Felipe Calderón y hacía seis meses que Vicente Fox había dejado de serlo.
El 5 de mayo de 2007, pensando en las armas mexicanas que se cubrieron de gloria doscientos cincuenta años antes, minutos más o menos, escribí sobre dos formas de ver el narcotráfico. Reproduzco hoy esas palabras —que no alcanzan a describir la realidad de este tiempo— con la esperanza de llamar a cuentas a la memoria colectiva...
Esto fue lo que dije en mi columna de BBC Mundo:
"El día que llegamos a México aparecieron varios ejecutados con huellas de tortura.
"La prensa lleva un registro puntual de las ejecuciones, las balaceras, y otras atrocidades de las organizaciones de narcotraficantes que operan en el país.
"El martes hubo muertos del narcotráfico en Baja California, en el estado de México, en Chihuahua, en Sinaloa y en Guerrero, pero la violencia afecta otros lugares.
"Hay noticias de comandos armados que atacan casas, bares, restaurantes, discotecas, y con la misma frialdad secuestran, interrogan o decapitan, y se envían amenazas con mensajes clavados con picahielos en los cuerpos de sus víctimas.
"Quien no conozca México pensará que el país se encuentra a merced de la delincuencia organizada, y que las autoridades no pueden hacer mucho ante estas cosas que pasan. Al mismo tiempo y tal vez por las mismas razones, uno puede pensar que la prensa peca de alarmista. Uno sabe que no es así aunque así sea.
"Pero uno también ve que la estrategia del gobierno no está funcionando, como parecen indicarlo doscientos cincuenta y tantos muertos en abril, y cerca de un millar en lo que va del año.
"Entre lecturas de la prensa y conversaciones con analistas de las realidades mexicanas, uno termina por darse cuenta que la respuesta del gobierno se basa en el ejército, y no en mucho más, como en otros países.
El problema es económico
"Hay que ser justos. El narcotráfico es un problema del mundo y no de México, y tanto peca el que produce la droga como el que la vende como el que permite que se trafique como el que la usa.
"Pero para ser justos hay que darse cuenta también de que el narcotráfico es un problema económico más que de salud pública. Una cosa es el narcotráfico y otra la drogadicción.
"Los carteles de la droga no están interesados en los efectos de lo que venden sino en las ganancias que obtienen, y ahí es donde habría que buscar porque a fin de cuentas el narcotráfico es un problema económico.
"Las policías no son inmunes a la corrupción, como evidencian múltiples casos en todo el mundo.
"Los ejércitos tampoco, como lo muestra en extremo el caso del cuerpo de élite del ejército mexicano que desertó para irse a trabajar con un cartel del narcotráfico y al parecer terminó por convertirse en una organización por derecho propio.
"Los gobiernos, y los políticos que forman los gobiernos del planeta, son igualmente débiles ante las tentaciones del dinero y sobre todo del dinero fácil.
"Así que lo que pasa en México y en otros países parece confirmar que están en lo correcto quienes proponen salidas radicales a una situación que no se ha podido resolver con medidas tradicionales.
Hay que ver y pensar bien
"Quizá ha llegado la hora de meditar en lo que dicen quienes proponen que la solución al narcotráfico y todos sus males y sus modos es legalizar la producción y el consumo de drogas.
"Pero hay que pensar bien, con atención.
"Legalizar no significa que todos van a consumir drogas, de la misma manera en que no todos se divorcian porque el divorcio sea legal, o no todos beben pese a que sea legal hacerlo.
"Lo que ya no se puede es seguir pensando que la gente dejará de hacer algo sólo porque esté prohibido por leyes de éste o de otros mundos.
"Hay que ver lo que ha pasado en Holanda, por ejemplo, donde la atención se concentra en las adicciones porque el tráfico ha dejado de ser un problema tan serio como en los países de nuestra América.
"Pero sobre todo, lo mismo en México que en Colombia que en Estados Unidos y en todas partes, hay que tener en cuenta que lo verdaderamente importante y lo realmente necesario es detener la violencia que rodea al narcotráfico.
"Y para eso se necesitan fuerzas que no da ningún ejército".