Gilberto Haaz Diez
*Graffiti en la tapia de un cementerio: «Levantaros holgazanes, que la tierra es para quienes la trabajan». Camelot.
Susy Pauler Avellá es una periodista de estos tiempos. Mujer que ha sido directora de periódicos, como El Mundo, y que en El Sol de la cadena de don Mario Vázquez Raña aún plasma sus inquietudes de reportera, como lo fue buena parte de su vida. El periodismo se lleva en las venas, en el alma, en el corazón, en la vida. Alejo Carpentier escribió que el periodismo es una maravillosa escuela de la vida. El Grupo de Centinela, el staff que hace ese periódico cada semana, le ofreció un desayuno por sus 80 años de vida. Luis Rodríguez Zavala, editor, y sus hijos y colaboradores y el dirigente sindical, Víctor García Trujeque, con su hijo regidor, se apersonaron una mañana de días pasados en el hotel Posada Loma, un lugar de ensueño donde los desayunos son memorables y cada fin de semana agrupa a mujeres, en su mayoría, cordobesas y orizabeñas. Entre la vegetación, con jugos, frutas, memelitas y picadas y huevos y tamal de cazuela, el desayuno se fue a tiempo extra. Un trío cantó Las mañanitas y luego un mariachi deleitó a Susy con los boleros y esa música que inspira. Más tarde llegó el director de El Sol de Córdoba y Orizaba, Alfredo Ríos Hernández, que ocupado tuvo esa mañana en el evento donde el gobernador Duarte explicó a propios y extraños lo que en Córdoba se hace en materia de seguridad. Entre regalos y discursos, la mañana se fue. Susy vivió así sus primeros 80 años, en el cariño de los amigos, de los periodistas, de los civiles que le reconocen una vida plena, y positiva.
DEREK JETER (LOS GLORIOSOS YANKEES)
Al video lo titularon: “Despedida de ensueño para Derek Jeter”. Derek es el shorstop de los legendarios Yankees de Nueva York. Cada 30 años aparece un jugador de estos niveles, como lo hizo Valenzuela como pitcher en sus tiempos. Pues Derek se retiraba, juega sus últimos partidos. En la novena entrada el juego estaba empatado. Era la despedida del legendario jugador yankee. Llegó su turno al bat y pegó el hit que desempató el juego y aquello fue la locura. Derek impulsó la carrera y ganaron a Boston. Comenzó el festejo, con la gente en pie dio la vuelta al ruedo, cuando pisaba las esquinas se hincó en su territorio, en su parcela rezó y dio gracias a Dios por haberle permitido pisar esa grama sagrada donde alguna vez Ruth en otro estadio logró que el Yankee Stadium le llamaran ‘La casa que Ruth construyó’. Las leyendas de ese equipo, el mayor ganador de Series Mundiales, sobrepasa a sus actores. Cuando Derek terminó de dar la vuelta olímpica, o vuelta que dan los grandes, fue abrazado por sus compañeros cerca de la segunda base mientras los otros tres integrantes del grupo de los Cuatro Amigos —Andy Pettite, el panameño Mariano Rivera y el puertorriqueño Jorge Posada— salieron al terreno a felicitarlo junto con el exmanager Joe Torre, el boricua Bernie Williams y Tino Martínez. Los que se han ido, como él. Derek Jetter no quería que la noche se terminara, narra el reportero de la AP. El afamado jugador elevó un dedo índice y saludó a la multitud de 48 mil 613 espectadores, de los cuales aún permanecían en el estadio, casi todos, mientras salía del dugout y caminaba a la posición que defendió durante 20 temporadas. En una imagen vista antes en casi todos de sus mil 391 partidos en el Yankee Stadium, puso el rostro hacia los jardines y se colocó en cuclillas para un momento de reflexión. Alguna vez me tocó verlo jugar. Lo platico. Sucede que, sin querer le atinamos a un juego en el nuevo Yankee Stadium, que costó construirlo mil 500 millones de dólares. Llegamos del Metro y en la 153 Street o la 161 bajamos frente al imponente estadio que lo hicieron con las reminiscencias de aquel viejo de Babe Ruth. Íbamos con suerte. El juego se empató y se fueron a extrainings, tiempos extras como en el fútbol. Creo que fue en la onceava, cuando Derek Jeter hacia sus atrapadas, el negro Bernie Williams se plantó frente al plato de bateo y pegó un jonrón impresionante, aquel estadio se caía. Era el juego 100 de la temporada y se coronaban campeones en su división. Comenzó la parafernalia hollywoodense, los operadores en las pantallas animaban a los triunfadores Yankees. Brincaban en el centro del estadio. La canción de Sinatra, New York, New York, se escuchaba como himno. Se ponía la cámara en los picudos relevantes, los artistas y políticos, el primero que la encabezó fue Rudolph Giuliani, el amado alcalde neoyorkino que, cuando los atentados, fue el primer en llegar y con un tapabocas para cubrir el polvo coordinaba los rescates dolorosos en aquellas Torres Gemelas, luego los artistas, María Carey, que amaba a Derek, y muchos picudos. El himno musical seguía. Derek Jeter y aquellos Vivian la canción, sobre todo donde Sinatra dice: “Quiero despertarme en una ciudad / Que no duerme / Y darme cuenta que soy el rey / En la cima de todo...” (wanna wake up in a city / That doesn't sleep / And find I'm king of the hill / Top of the heap...). Uno como provinciano se quedó baboseando aquello. Era la parafernalia muy hollywoodense, donde solo los americanos la saben hacer. La perrada en el Metro, de regreso al centro de Manhattan, aun coreaba ese jomrón, y amaban a sus Yankees porque, cuando juegan así, todos somos Yankees.
LA ORIZABEÑA CALLE MADERO
Domingo por la mañana. Unos trabajadores tlaxcaltecas cambian el entorno de la orizabeña y peatonal calle Madero. Con sus manos de orfebres, sin platería ni nada, ponen cuadro por cuadro y desde las 7:00 de la mañana, hace un par de horas, le han dado vida y otro rostro a la calle, para la celebración de las Fiestas Patronales de San Miguel Arcángel. Un tapete multicolor la embellece. Llueve mucho ahora, pregunté al jefe de ellos, al sanedrín de esa tribu de trabajadores de Tlaxcala, qué pasa con las aguas, levantó los hombros como diciendo esperemos que no llueva. El Dios de la lluvia ha llorado sobre Orizaba y ojalá les aguante este trabajo de manos tlaxcaltecas, que muy temprano, de madrugada han llegado a cambiar el rostro de esta ciudad que no deja de sorprender a los turistas de lo bella y conservada que está. Enhorabuena.
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