*Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en que se pudo. Camelot
POR VERACRUZ
Mañana de sábado septembrino. Amanece frío en esta zona de las Altas Montañas. Una llovizna de chipi-chipi clásico enmarca el paisaje del volcán. Antecede a la gira de ‘Los Diego’, las legendarias, afamadas y millonarias pinturas de Diego Rivera, que la Maestra Milena Koprivitza Acuña, hija de padre serbio y madre neoleonesa, cuida con celo y recelo y las ha limpiado bien porque se van con el Presidente Peña Nieto a China o a Chacaltianguis, la verdad no sé bien adónde van, pero sí sé que se van con el Preciso. Debíamos darle unas copias piratas, porque los chinos son más piratas que el mismo Morgan o el pirata del Caribe, ni cuenta se darían. Estos ‘Diegos’ tienen su historia. Adquiridos con el poder de la firma del gobierno, y la chequera lista del gobernador Agustín Acosta Lagunes, y más tarde con Dante Delgado Rannauro, que en su cuatrienio forjó y formó el Museo de Arte del Estado, historias que se platican cuando Miguel Alemán candidato llegó a estas tierras orizabeñas, no le pedían nada: ni obra pública ni alumbrado ni seguridad, solo le pedían que regresaran ‘Los Diego’, que habían abandonado su casa. Aquí llegaron un día, Montano los trajo bien cuidaditos y allí permanecen hasta que se van de itinerantes, que así debe ser todo el arte, itinerar para que el mundo conozca las bellas artes. Tomo la autopista de Capufe, una comida me convoca a lidiar con valor con mi hermano Enrique; Rico, el amigo que no es rico; y Fernando ‘Tizón’ Pavón, una gente de mi pueblo, casi biógrafo en sustitución del bien querido y recordado amigo, Felipe Terrones (QEPD). Suelo estar salado cuando me trepo a la autopista, cuando no son los inútiles de Benito Neme, director de Capufe, que no les cuaja aún la tarjeta IAVE y es común ver a los ADO que se echan de reversa, esa mañana un tráiler se atravesó de pe a pa en los dos carriles. Sucede que el burro chofer quiso darse vuelta en U y se quedó atorado. Bajé, tomé la foto y la subí al Facebbok. En minutos el mismo intrépido chofer corrigió su burrada, y lo puso del otro lado. Fin de la historia.
PUNTO DE REUNION
En Plaza Américas fue el punto de reunión, luego partimos a un lugar de carnes en Plaza Sol, propiedad del exsíndico de Carolina Gudiño Corro, el milloneta Toño Sierra. Allí logra uno encontrar gente conocida, paisanos y uno que otro picudo. Tiene a los metros una vista impresionante del bello Veracruz, donde el mar cobra su inmensidad y donde los barcos se enfilan a entrar a ese Puerto que con Peña Nieto será el más importante de América. No solo de México. En mesa aledaña comían unos paisas orizabeños, Manejh Thamer y su tío, Tanius Chahín, con esposas e hijos. Los Thamer son una tradición de industriales y gente emprendedora de Orizaba. Hacen honor al legado de trabajo de su padre, Manejh (QEPD) y acrecientan los negocios. Hay familias en esta zona así, muy positivas. Hijos que han tomado la estafeta cuando los padres faltan, y redoblan esfuerzos por el trabajo. Otro caso lo son los hijos del contador Francisco Jiménez Espinosa: José Manuel y Francisco Jiménez Balmori, que al faltar el padre han duplicado los puntos de venta de los negocios, es así que los 7/24 han llegado a las 100 tiendas y generan empleos para 700 personas. Independientemente de la distribución cervecera.
EN EL MISMO LUGAR
En ese mismo sitio, cuando comía unos pulpos encebollados y mis cuates un solomillo y un robalo, entró un rostro conocido. Cuando le vi de sopetón pensé, a este lo conozco. No era Brad Pitt ni Tom Cruise ni nada parecido. Era quien fue jerarca del Orfis, que no sirve para nada, el Orfis, aclarando, y hoy está como secretario de gabinete de Duarte al frente de las Finanzas, cuidando el tesoro de Fort Knox. Mauricio Audirac Murillo saludó a gente a su paso y con discreción llegó hasta su sitio, donde le esperaba un familiar. Al verme, nos saludamos de a lejitos. Comedido y educado se levantó y fue al propio lugar. Le felicité, porque le tocó bailar no sé si con la más fea, hacerla de ‘paganini’, pero ahí estaba en el primer nivel y en el corazón de Javier (Duarte). Al verle, mi hermano le rememoró el gran cariño hacia su padre, un contador y gente de bien, de gran conocimiento de los personajes pueblerinos. Le dijo le había dado gusto haberlo visto cuando la protesta tomada en Palacio de Gobierno. Fueron sus contadores hace un buen tiempo. No quedamos de vernos, porque no me debe nada, pero le desee suerte y que cerraran con broche de oro lo que les queda de la Administración. A poco, apareció otro personaje. Uno suele ver picudos cuando se anda por Veracruz, porque todo mundo jala para allá. Era una gente de mi pueblo con nombre de torero, José Tomás Carrillo Sánchez. No es matador, lidia ahora con todos los migrantes al ser el director de Migración estatal, y alguna vez fue diputado del PRI por la Cuenca, por eso ahora mete velocidad a lo que se pueda. Se le conoce como ‘Pijul’, sobrenombre que le dio el exgobernador Fidel Herrera Beltrán porque decía Fidel que los candidatos de la cuenca debían llevar un apodo para ganar. Son tiempos difíciles, donde miles se suben a La Bestia y miles quieren ir con Papá Obama y el muy gacho deporta a la mayoría. Pijul quedó que él disparaba la próxima comida, allí mismo, en Veracruz, en el mismo lugar pero no con la misma gente. Entonces, nos despedimos.
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