23 de Noviembre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Doña Regina: la depresión en adultos mayores por pandemia

 

 

 

 

 

 

 

 

JUAN DAVID CASTILLA ARCOS

XALAPA

Doña Regina aún puede caminar a sus 82 años, pero todos los días lucha contra un dolor de espalda que la hace pasar horas sentadas.

La depresión es otro de los males que ha nublado sus pensamientos. La pandemia del SARS-CoV-2 (COVID-19) ha sido la causa.

“He sentido depresión a ratos, por días me he sentido deprimida”, comenta.

El viernes 28 de agosto se conmemoró el Día del Abuelo en México; sin embargo, Regina Domínguez Trujillo no pudo ver a sus cinco nietos ni a sus cuatro bisnietos por la contingencia sanitaria.

Durante casi cinco meses ha estado prácticamente sola. Su esposo Juan, de 85 años, la atiende, cuando es posible, pues también ha perdido fuerza y movilidad por la vejez, aunque su estado de salud es favorable.

Los adultos mayores llevan 61 años de casados. Han tenido diferencias y problemas que siempre han sabido resolver de manera conjunta.

“Mi esposo es una persona maravillosa, él me atiende en lo que puede, lo que yo puedo hacer lo hago y ahí vamos, con la ayuda de mis tres hijas”.

SIN MIEDO AL COVID-19

Ella perdió totalmente la vista en uno de sus ojos por un glaucoma, derivado de la diabetes, enfermedad que, desde hace años, ha limitado su vida.

La mujer es vulnerable a un posible contagio de coronavirus, pues podría ser fatal por su edad y sus padecimientos, según mencionan las propias autoridades sanitarias y los médicos.

Ella no teme al virus que ha ocasionado casi 814 mil muertes en el mundo. Lo único que anhela con ansias es visitar a sus hermanas, quienes también padecen enfermedades crónicas degenerativas y, algunas de ellas, permanecen en cama.

“Me he sentido deprimida en la pandemia. No he visto a mis hermanas, no puedo visitarlas y están enfermas, todo eso hace que me sienta más preocupada”.

Su preocupación ha ido en aumento durante la contingencia sanitaria, debido a que no hay médicos especialistas ni medicamentos en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) de Xalapa, la capital de Veracruz, para seguir su tratamiento.

Doña Regina está dispuesta a esperar a que cesen los contagios de COVID-19, para pasar tiempo con sus seres más queridos y no sólo saber de ellos mediante llamadas telefónicas.

“Gracias a Dios creo que puedo aguantar un poco más de estar encerrada”.

CRISIS DE SALUD

Los adultos mayores han sido las principales víctimas del COVID-19.

La Secretaría de Salud de Veracruz (SS), a cargo de Roberto Ramos Alor, reportó tres mil 650 fallecimientos en 158 municipios a causa de dicha enfermedad, hasta la noche del miércoles.

El 91% de los decesos fue de pacientes intubados, debido a la gravedad que presentaron, mientras que el 9% ocurrió fuera de alguna unidad de salud. El 35% fueron mujeres y 65% hombres, y el rango de edad era de 65 años.

Hasta el pasado 9 de agosto, se tenía reporte de 172 mujeres y 268 hombres contagiados, de los 80 a los 84 años.

Además, 172 mujeres y 119 hombres, de 85 a los 89 años, dieron positivo en el estado de Veracruz.

En el grupo de los 90 a los 94 años han sido diagnosticados 37 mujeres y 28 hombres.

ESCASEZ DE MEDICAMENTOS

Un grave problema que han enfrentado los abuelitos durante esta pandemia es el desabasto de medicamentos y la falta de personal médico para el tratamiento de sus enfermedades.

Tres o cuatro protestas de adultos mayores se han registrado en la ciudad de Xalapa por dicha situación presentada en las clínicas del Issste, durante los últimos cinco meses.

Incluso, hay pacientes con cáncer que han sido desatendidos en dicha institución de seguridad social.

De acuerdo con Alberto Murguía Martínez, uno de los afectados, también ha sido constante el desabasto de medicamentos en las clínicas, tanto en la que se encuentra sobre la avenida Orizaba como en la que está en el barrio de San Bruno.

Se trata de pacientes con cáncer, hipertensión arterial, obesidad y diabetes, cuya vida está en peligro por la falta de su tratamiento.

Los integrantes de la Asociación de Jubilados y Pensionados del Issste de Veracruz (Ajupiv) han acusado que el personal de las clínicas solo argumenta que los médicos tienen una sobrecarga de trabajo por la pandemia.

“Denunciamos el descuido en que incurre el Issste Veracruz con sus derechohabientes al negarles u otorgarles de manera deficiente los servicios de medicina, médicos y hospitalarios, hecho que pone en peligro la vida de muchos de nuestros asociados”.

El señor menciona que su padre José Refugio Murguía Figueroa, de 68 años, tiene cáncer y no ha recibido la atención médica necesaria.

“No está hospitalizado por lo mismo, no lo reciben, lo mandan a casa, no llega el doctor, está de vacaciones, no se vale. Mi padre tiene un tumor canceroso, maligno, en el abdomen, que además va creciendo y necesita la atención urgente”, cuenta Murguía Martínez.

EN RIESGO, UN MILLÓN DE ADULTOS MAYORES

Veracruz tiene una población de un millón de adultos mayores, de 60 años, cuya vida podría estar en peligro por un posible contagio de COVID-19.

De acuerdo con el secretario de Salud de Veracruz, de esas personas más de 130 mil padecen diabetes y, más de 250 mil, hipertensión arterial.

“En el ciclo de la vida, en la vejez precisamente, donde el organismo experimenta cambios internos y externos caracterizados por la disminución de las funciones vitales, aumento en las necesidades de salud y dependencia de otras personas en el cuidado”.

El funcionario estatal indica que algunos de los cambios se observan principalmente en el aparato respiratorio por la pérdida de la capacidad de oxigenación.

“En el sistema cardiovascular, la función del corazón pierde fuerza y aumenta de tamaño, las arterias van perdiendo la elasticidad de conducción de la sangre, siendo la hipertensión su expresión de falla. El sistema inmunológico pierde capacidad para protegernos de la invasión de microorganismos y sustancias que ocasionan enfermedad”.

Refiere que las enfermedades crónicas degenerativas se deben a estilos de vida y hábitos incorrectos, derivados de una cultura equivocada de la alimentación y el autocuidado, por ejemplo, el alcoholismo, el tabaquismo y el sedentarismo.

Menciona que la preferencia de la población por ingerir alimentos procesados conduce a la diabetes, hipertensión, obesidad y diferentes tipos de cáncer.

“Es en estas condiciones biológicas donde el virus SARS-COV-2 encuentra las condiciones óptimas, ideales, para su virulencia letal”, alerta.

Por tal motivo, las autoridades sanitarias han recomendado a la población a extremar cuidados con los adultos mayores, para evitar que se contagien.