FLAVIA MORALES/AVC
XALAPA
En Veracruz hay 543 pacientes sospechosos de COVID-19, entre ellos 44 fallecidos, cuya prueba se tomó entre marzo y julio de este año, pero sus familias no han recibido aún la confirmación sobre si tuvieron coronavirus.
Los datos abiertos del gobierno federal detallan que de estos pacientes: 177 fueron hospitalizados y 366 fueron ambulatorios en diversos sistemas de salud. Quince de ellos incluso fueron intubados; sin embargo, su prueba de confirmación no ha llegado.
Después de batallar durante varias horas para ser recibido en un hospital, “Alberto” fue ingresado a la clínica 11 COVID del Instituto Mexicano del Seguro Social en Xalapa. Debido a la gravedad de su caso fue intubado, pero murió tras convalecer por dos días. Su familia recibió el certificado de defunción como neumonía atípica y probable COVID-19.
Alberto no recibió una prueba formal, pero los síntomas que tenía eran evidentes, sus pulmones estaban dañados.
Al corte de este 20 de agosto, la estadística federal indica que el rezago de pruebas COVID en Veracruz inició en mayo, en pleno pico de la pandemia, ese mes quedaron pendientes 236 resultados, en junio fueron 254, en julio disminuyó a 50 pendientes y las cifras de agosto no están reflejadas en la data abierta.
El mayor rezago en los resultados de pruebas a pacientes lo tienen los hospitales privados con 221 pruebas pendientes de resultados, le sigue el IMSS con 178 pendientes, los Servicios de Salud de Veracruz con 81, Pemex con 22, ISSSTE con 32 y Secretaría de la Defensa con 7.
Como Alberto, hay casos similares. Está el de una mujer de 49 años que fue ingresada al Hospital de Coatzacoalcos el 12 de mayo, su estado era grave, murió ese mismo día, era diabética y su prueba sigue pendiente desde entonces.
El 3 de junio un hombre fue ingresado al Hospital del IMSS en Veracruz Puerto, tenía 50 años, dio positivo a neumonía, era hipertenso, murió seis días después. Hace más de 2 meses y medio está pendiente de procesar la prueba que le tomaron.
En Xalapa, en junio un hombre de 50 años diabético ingresó al hospital en condición grave, fue intubado, pero falleció el mismo día en el Hospital de Alta Especialidad en Xalapa, su prueba también sigue pendiente.
HAY REZAGO EN PRUEBAS POR SATURACIÓN
En julio, en conferencia de prensa federal, el director de Promoción de la Salud, Ricardo Cortés Alcalá, reconoció que ante la saturación al interior de los laboratorios, el tiempo en que una persona se realiza la prueba para saber si tiene COVID-19 y la obtención del resultado puede ser de hasta 30 días, aun cuando el periodo de respuesta de estos exámenes tiene un promedio de dos a cinco días.
Explicó entonces que el rezago de las pruebas se debe a un problema estructural y es que de acuerdo con las autoridades sanitarias, el sistema que se ha topado de frente con el nuevo coronavirus ha tenido que hacerlo con la misma infraestructura que tenían desde el año pasado, es decir, antes de que se detectaran los primeros casos de la enfermedad en todo el mundo.
En la actualidad, el indicador de positividad tiene un retraso cercano a las dos semanas, pero hay estados donde se espera la confirmación de pruebas realizadas en el mes de marzo.
En otra conferencia comentó que los sospechosos que están registrados desde abril prácticamente se quedarán con ese estatus, por lo que para ajustar las cifras de la pandemia se deberá aplicar el índice de positividad de esa semana al número de registros pendientes, es decir una estimación basada en el número de pacientes con resultado confirmatorio durante esos siete días.
Para el director de Promoción de la Salud, es mejor asumir que estos casos eran positivos ya que no representan una carga muy alta, e incluso si se aplica el ajuste, la tendencia de la enfermedad en esas semanas no debería variar considerablemente.
EN VERACRUZ, SIN REACTIVOS PARA PROCESAR PRUEBAS
A principios de agosto, se conoció que la Secretaría de Salud de Veracruz (Sesver) detuvo el procesamiento de pruebas de COVID-19, por falta de reactivos.
En medios de comunicación se publicó la circular Sesver/LESP/DE/35/2020, firmada por César Isaac Bazán, director del Laboratorio Estatal de Salud Pública, en la que informó de la suspensión del servicio a las 11 jurisdicciones sanitarias, hospitales de Sesver y clientes particulares.
El oficio indicaba que ante la escasez de reactivos, las muestras que se reciban a partir de la fecha serán resguardadas, para su posterior proceso una vez que se cuente con los reactivos.
En un comunicado, la Sesver aclaró que garantiza la toma de pruebas, pero no aclaró ni hizo mención sobre el tema de los reactivos para procesar las pruebas.