Juan David Castilla Arcos
Xalapa
A unas cuadras del Centro Estatal de Cancerología (Cecan) Doctor Miguel Dorantes Mesa, en una calle sin pavimentar, se encuentra el albergue Zabulón, cuyo nombre significa “morada de Dios”.
Sobre la calle Enrique Pestalozzi número 44 de la colonia Aguacatal, en esta ciudad, luce una casa de dos plantas, cuya fachada es color azul.
Apenas alcanzan a verse unas letras muy pequeñas sobre la aguadera. “Albergue Zabulón”, se lee.
Este lugar ha funcionado durante más de cinco años como refugio para pacientes con cáncer, quienes deben permanecer semanas en la capital del estado para recibir su tratamiento en el Cecan.
Sus paredes encierren historias de quienes día tras día luchan contra la enfermedad.
El lugar ha recibido principalmente a pacientes que viajan de otros municipios y carecen de un lugar para pasar la noche.
Los encargados del albergue también comparten alimentos a esas familias que, muchas veces, no tienen para comer ni para sus pasajes.
Sin embargo, la crisis financiera del lugar arreció durante la contingencia sanitaria por el SARS-COV-2 (COVID-19).
NO HAY DINERO NI PARA LA RENTA
Mary Mondragón, responsable del albergue, cree que éste enfrenta la peor crisis económica desde su apertura.
Recuerda que el lugar ha brindado un gran apoyo a los pacientes que lo han solicitado.
Allí, han recibido y alojado a pacientes de Acayucan, Coatzacoalcos, Poza Rica, Papantla y de otros municipios.
Sin embargo, en la actualidad, el refugio podría cerrar sus puertas ante la falta de recursos para cubrir los servicios básicos.
La encargada menciona que tienen un adeudo por la falta de pago del servicio de agua potable, energía eléctrica y la renta.
Calcula que la deuda asciende a los 42 mil pesos: 8 mil pesos de agua y 34 mil pesos de renta, monto que no han logrado reunir para evitar el cierre del lugar.
“Todavía no tenemos agua, no hemos tenido respuesta, ningún apoyo, ni económico, de agua, despensa, nada”.
Aún atienden a 25 personas, a quienes ofrecen un lugar de descanso durante su estancia en la ciudad, pues reciben quimioterapias, radioterapias y alguno pacientes están programados para operación.
Sin embargo, ya no tienen agua, ni para bañarse, limpiar la casa o los sanitarios.
“No nos han traído pipa de agua. Ahorita también tenemos el adeudo con el de la renta, el dueño nos está pidiendo lo que se debe de la renta, sino ya será cuestión de desalojar porque es una cantidad muy grande”.
CRISIS POR PANDEMIA
El albergue ha funcionado sólo con donaciones por parte de ciudadanos y autoridades. Pero, por la pandemia del COVID-19, no han recibido ayuda.
“No hemos recibido ningún tipo de ayuda en esta contingencia y aún hay pacientes que están en tratamiento de quimioterapia, radioterapia y pacientes programados para operación. Queremos ver si nos llega algún tipo de apoyo, por parte de la ciudadanía o de alguna institución gubernamental, sí nos es muy necesaria la ayuda”.
La encargada considera que el lugar podría rescatarse solo mediante donaciones económicas que ayuden a liquidar los adeudos.
Desde hace meses, se tocaron puertas en el gobierno y con la iniciativa privada, pero no obtuvieron una respuesta favorable.
Lo anterior, pese a que se trata de una institución con enfoque social para ayudar a los pacientes que más lo necesitan.
En ocasiones se solicitó apoyo al mismo Centro Estatal de Cancerología, a la Secretaría de Salud del Estado de Veracruz.
Sin embargo, en este momento, los encargados ya están resignándose a que el albergue Zabulón cerrará sus puertas por falta de recursos para su operación.
Pese a lo anterior, ponen a disposición su número celular 221 278 70 38, en caso de que alguien pueda dar alguna donación para poder liquidar los adeudos.
EL ORIGEN
Al cuarto año de padecer cáncer cervicouterino, Emma Vicenta Ramírez García, originaria de Papantla, decidió crear un albergue para personas que como ella viajaban cientos de kilómetros para acudir al CECAN.
Su padecimiento dañó sus pulmones. Prometió a Dios que si la ayudaba a sanar se solidarizaría con otros pacientes.
Doña Emma se enteró en enero de 2014 que tenía cáncer cervicouterino y que debía viajar frecuentemente a Xalapa para recibir quimioterapias y radiaciones.
Desde esa fecha, sus tres hijas e hijo la motivaron y ayudaron para recibir el tratamiento.
A sus 50 años sonríe al contar que sanó satisfactoriamente. Evita mencionar que venció al cáncer, pero se congratula al decir que encontró una vivienda cercana al hospital donde fue atendida.
Dejó de vivir en Papantla de Olarte como ama de casa en noviembre del 2017 y se instaló en la capital del estado, Xalapa, con su único hijo varón, quien la respalda totalmente solventando los gastos que genera la renta de la citada vivienda, convertida en apoyo para personas con cáncer.
El rumor sobre la atención solidaria corrió por los pasillos del Cecan, por lo que llegó a recibir hasta 70 personas oriundas de Coatzacoalcos, Minatitlán, Cardel, Acayucan, Catemaco, Orizaba, Poza Rica, Papantla y estados cercanos como Oaxaca.
Sólo el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) había apoyado con transporte a pacientes para que tramitaran oficios y validaran su asistencia médica.
Sin embargo, lo que surgió como una noble causa podría extinguirse por falta de donaciones, no sólo del gobierno, sino también, de la población.