Ángeles González Ceballos
Xalapa
El docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, Aníbal Guzmán Ávalos, opinó que en Veracruz, la Iglesia católica es más papista que el papa, sin embargo, no frenará el matrimonio entre personas del mismo sexo]; de lo contrario, desde el Congreso del Estado se estaría discriminando a las personas.
En entrevista, durante el Octavo Coloquio Iberoamericano “Estado Constitucional y Sociedad”, expresó que la Iglesia presiona; sin embargo, recordó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya resolvió esto, el único problema es que las personas del mismo sexo que quieran casarse tienen que hacerlo vía amparo para que sea autorizado.
“Tiene que adecuarse la legislación a los cambios de la sociedad. Nuestra Iglesia en el estado es más papista que el papa. Cuando en Argentina se iba a aprobar el nuevo Código Civil y Comercial en donde venía el divorcio igualitario, era entonces obispo Bergoglio y estaba reacio a que se aprobara el matrimonio entre personas del mismo sexo. Cuando fue nombrado papa, entonces quienes estaban con la idea de promulgación del Código comenzaron a sufrir porque decían que no iba a pasar, pero fue totalmente contrario y dio la bendición al Código Civil, pero aquí son más papistas que el papa”, externó.
Guzmán Ávalos dijo no saber si los diputados locales temen ante las presiones de la Iglesia Católica para aprobar las modificaciones legales al Código Civil y que se aprueben los matrimonios igualitarios.
“Es algo que está resuelto jurídicamente. Hay que modificar el artículo 75 del Código Civil de una forma parecida a la que hizo la Ciudad de México, por supuesto (se discrimina), porque como dije, este tipo de disposiciones violan el artículo primero que define que no hay discriminación en nuestro país por cuestiones de orientación sexual, por lo tanto esto tiene que llegar a reformarse. La misma Corte ha dicho que nuestra legislación local es anticonstitucional si sigue manteniendo este tipo de normas”, subrayó.
Finalmente, aseveró que al no permitirse el matrimonio entre personas del mismo sexo se frena el libre desarrollo de la personalidad, que es un derecho humano.