Gutiérrez Barrios, Fidel Herrera y hasta Reynaldo Escobar eran sus clientes
Juan David Castilla Arcos
Xalapa
Donato Tlaxcalteco Aguilar ha confeccionado prendas de vestir desde hace 66 años, en la capital del estado.
El señor comenzó a practicar el oficio de sastre cuando tenía 14 años.
Desde entonces, ha tenido la oportunidad de confeccionar trajes para diversos exfuncionarios, por ejemplo, al exgobernador Fernando Gutiérrez Barrios. Acudía a su domicilio para tomarle medidas por allá de los años 90.
La paga era excelente, aunque nunca daba precio al exmandatario estatal. El jefe de escoltas, conocido como “Mayor Félix”, le entregaba un fajo de billetes, después de cada trabajo.
“Me gustaba hacerle todo con cariño, quedaba bien con él, era buen amigo”.
El sastre confeccionó trajes a diversos magistrados y hasta al exalcalde de Xalapa, Reynaldo Escobar Pérez.
Con su oficio obtuvo los ingresos necesarios para que todos sus hijos fueran a la universidad.
Sin embargo, a su juicio, en la actualidad, la sastrería está en vías de desaparecer.
El cierre de sastrerías y la crisis recrudecieron después del sexenio del exgobernador priista Fidel Herrera Beltrán.
SIN GANANCIAS
Ya en el polémico gobierno de Javier Duarte de Ochoa, comenta que los funcionarios viajaban en helicóptero a Estados Unidos para comprar sus trajes.
“En la época de ellos me tocó hacer mucha compostura, se daban el lujo de ir a Estados Unidos, llevaban su helicóptero y por docena traían trajes”.
Al reparar las prendas, se percataba en las etiquetas que habían sido fabricadas en el país vecino.
Las ganancias de Tlaxcalteco Aguilar cayeron de manera considerable.
Si hace unos diez años elaboraba 25 trajes a la semana, en la actualidad solo entrega uno o dos al mes.
A su parecer, la industria china ha acaparado el mercado, comercializando trajes a un bajo costo, pero sin calidad.
Se trata de imitaciones de trajes casimires ingleses, prendas que eran elaboradas con los tejidos más finos para la confección.
“Los chinos hacen los trajes casimires con etiqueta y todo, aunque sean corrientes, pero ya aunque tengan letras en inglés y eso se vale y algunos carísimos, otros son baratos”.
El sastre vende un traje con tela de seda o lana en poco más de 8 mil pesos.
Aunque es diabético y presenta derrames en ambos ojos, sigue reparando prendas de vestir, porque es su más grande pasión en la vida.