Ciudad de México. Yo era muy pequeño entonces y no viví en realidad el sismo de 1985. Escuché las historias de la gente ayudando a otra gente, pero nada más. Este martes me tocó verlo.
Un sismo de 7.1 grados sacudió la tarde de este martes a la Ciudad de México. Colapsó la circulación vial, pero también despertó la solidaridad entre la gente.
En edificios de Iztapalapa, de donde salí hacia EL UNIVERSAL, los jóvenes ayudan a los adultos mayores a salir.
Los apagones dejan inútiles los semáforos de gran parte de la demarcación, al menos en Iztapalapa y la delegación Cuauhtémoc. La circulación, a tramos, luce paralizada, colapsada.
Sobre Bouturini, en al menos dos puntos, gente vestida de civil, ante el caos vial, toma la iniciativa y empieza a dirigir el tránsito. Y los automovilistas obedecemos.
Uno a uno, luego otros. Poco a poco y de manera incipiente jóvenes, alguno con silbato, intentan aplacar el caos vial. En ocasiones tienen éxito, en otras, explotan los gritos de desesperación de ese o aquél conductor.
Por el radio el presidente Peña Nieto llama a no hacer desplazamientos innecesarios, para permitir el paso de los transportes de seguridad y rescate.
En la calle, toda la gente mira su celular, intenta comunicarse. Nos miramos los unos a los otros con miedo, pero también con familiaridad. Vivimos lo mismo, tenemos el mismo miedo.
Ambulancias avanzan a toda velocidad. Les cedemos el paso.
Caminan sobre Insurgentes, sobre Paseo de la Reforma, ante el caos vial que les impide avanzar.
Un par de convoyes del Metro quedaron pasmados sobre el Eje 3 Oriente, se reportan además estaciones de Metrobús atestadas, así como cierre al menos en la estación Buenavista del tren Suburbano.
Minutos después ofrecen transporte gratuito. También automovilistas y transportistas dan "aventón" a peatones en Tlalpan.
Múltiples reportes de robos a automovilistas en el tráfico parado de Santa Fe opacan la tarde.
Un sismo, pues, otro también el 19 de septiembre, pero 32 años después vuelve a poner a prueba a la Ciudad de México. Vuelve a sacudirla con miedo. Y de nuevo, el capitalino responde ante el pánico con solidaridad.
Fuente: El Universal