26 de Noviembre de 2024
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Colinas de Santa Fe, no es sinónimo de muerte, claman vecinos

Rodrigo Barranco. Veracruz, Ver. “Me dan ganas de mandar un correo para mandarlos a chingar a su madre”, reprocha una mujer al ver a la prensa agazapada a una cuadra de la entrada principal a la llamada fosa más grande de México, conocida como Colinas de Santa Fe.

La ama de casa acudió por sus hijos a la escuela primaria federal, Enrique C. Rébsamen, ubicada a unos metros del ingreso al panteón clandestino, que solo es vigilado por una unidad de la Policía Ministerial.

El enojo de la vecina, al igual que el de otras mujeres que se acercan a escuchar la entrevista, es que con el hallazgo de cientos de cuerpos en un predio cercano han desprestigiado a la colonia y al fraccionamiento.

“Los reporteros y las de Solecito solo llegaron a decir que la fosa está en Colinas de Santa Fe, pero no es cierto, el terreno está más para adentro, en un rancho que tiene muchas entradas no sólo está de aquí cerca”, explica otra de las mamás.

Mientras que ministeriales y activistas trabajan en la exhumación de restos, en la escuela las actividades seguían de manera normal, los niños jugando en la calle, sin voltear a ver si quiera la reja de acero y el camino que conducía al infierno.

Una de las maestras del plantel lamenta que toda la atención se centre en las victimas usando el nombre de Colinas de Santa Fe, complejo habitacional que tiene muchas carencias que nadie resuelve.

“Aquí, por ejemplo, tenemos más de 240 niños tomando clases en estos salones improvisados. Tenemos clave, pero nadie nos da el edificio porque el fraccionamiento no está municipalizado”, dice la profesora.

Los más de 200 estudiantes toman clases en tres casas de interés social, cada una con dos pisos, sin patio, área de juegos o cafetería. En el recreo los pequeños se tienen que quedar encerrados en sus salones para evitar cualquier peligro.

“Aquí nadie nos ha venido a decir que nos cuidemos, ni nos han mandado vigilancia o policías para los niños, pese a los muertos que dicen aparecieron aquí cerca, en ese rancho”, dice la maestra con una sonrisa nerviosa.

De pronto, una ama de casa interrumpe: “Ayer llegaron los reporteros de CNN, los mandamos a chingar a su madre porque estaban tomándole fotos a las casas. Mi esposo les dijo que aquí era el fraccionamiento, que aquí no había nada que tomar, los mandó a chingar a su madre”.

La mujer, de piel morena y cabello rizado azuzó a las demás madres, “a ver, ahora nuestras casas valen menos, ya nadie quiere venir aquí a Colinas de Santa Fe, piensan que hay puro muerto”.

Ella, con más de 12 años viviendo en la zona, explicó que el cementerio ilegal está a cinco kilómetros del fraccionamiento, solo que la entrada a la verada se ubica cerca de las casas.

“Es un rancho que queda muy cerca de la Laguna de San Julián, atrás de una loma, de aquí, de Colinas, está lejísimos, pero pinches reporteros y las señoras de Solecito ya nos chingaron, ya vinieron a decir que es Colinas y ahora todos dicen que es Colinas de Santa Fe y no es cierto”.

Otra de las presentes recuerda que la empresa Homex, constructora del complejo, no ha podido municipalizar por los problemas legales que tiene en Ciudad de México, por lo tanto, los baches, la falta de agua y la falta de escuelas no tiene para cuándo solucionarse.

“Para que me entiendas, aquí nos chingó Homex y ahora nos acaba de dar en la torre lo de las fosas porque ya es conocida como la de Colinas de Santa Fe”.

Colectivos de búsqueda de personas desaparecidas hallaron en un predio una de las inhumaciones más grandes de México con más de 200 cráneos humanos en las cercanías de la unidad habitacional.