Juan David Castilla. Xalapa, Ver. El extitular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Arturo Bermúdez Zurita, aseguró que no evadirá la acción de justicia, pese a que se le imputen los delitos de tráfico de influencias y abuso de autoridad.
"Yo estoy aquí, sigo viviendo aquí y aquí seguiré hasta que dure el proceso”, dijo al salir de la Sala de Audiencias del Juzgado de Control del Distrito Judicial de Xalapa.
Durante casi cinco horas de alegatos y presentación de pruebas, el exfuncionario, con la clave “Capitán Tormenta” al interior de la corporación, acudió a una audiencia al penal de Pacho Viejo, al estilo "Capitán América", luciendo su traje azul.
Decenas de personas lo escoltaron hasta el acceso a la prisión, donde prometieron esperarlo. Minutos después, se acercaron elementos de la Policía Ministerial y la Secretaría de Marina, Armada de México para retirarlos.
De manera sorpresiva, los oficiales ya habían sitiado la zona para evitar cualquier enfrentamiento u otros problemas. Algunos permanecían en posición de ataque, sobre las bateas de sus patrullas y otros rondaban la valla perimetral del lugar.
El 11 de noviembre de 2016 será recordado por Bermúdez Zurita. Fecha en que una mujer, la jueza de Control, Estrella Iglesias Gutiérrez, impuso su autoridad y le ordenó respetar sus medidas cautelares, durante cuatro meses.
Cuando inició la audiencia, Arturo se comía las uñas, tocaba su frente con las manos y lanzaba miradas retadoras al fiscal investigador de la Unidad de Procuración de Justicia del Décimo Primer Distrito Judicial, Fernando Pensado Ortega, quien lo señalaba por los delitos de tráfico de influencias y abuso de autoridad.
Sin embargo, al autorizarse el primero de los tres recesos, a las 11 horas con 26 minutos, carcajeaba con sus representantes legales y auxiliares, dentro de un cubículo, a un costado de los sanitarios.
Mientras tanto, camarógrafos y fotoperiodistas intentaban retratarlo, tras una puerta de cristal, cuyo reflejo dificultaba su labor.
No mostraba indicios de preocupación y su semblante irradiaba su confianza y seguridad en que saldría bien librado de ésta, aun cuando las personas lo miraban fijamente en una sala de juicios orales, de no más de seis metros de ancho por diez de largo.
Su abogada, Violeta Condado, sin facilidad de palabra para defender a su cliente en la audiencia, dijo lo propio para que de 5 millones de pesos sólo debiera pagar uno, por concepto de garantía económica, y no tuviera que presentarse periódicamente para firmar.
Él, se empeñó en aprender de memoria su discurso para no generarse problemas en el procedimiento judicial.
Dio una declaración en medios de comunicación antes y después de salir de la sala. Además, durante la audiencia, la Jueza le permitió decir unas palabras sobre los delitos imputados y las medidas cautelares presentadas por el Fiscal.
Pero su mensaje siempre fue el mismo. Presumía acatar los citatorios y siempre atender los señalamientos en su contra.
"Tengo a mis hijos y mi esposa en Xalapa, he trabajado en el gobierno en los últimos 18 años, no voy a darme a la fuga, no voy a evadir la justicia, estaré aquí para darle seguimiento a las acusaciones", externó desde la silla de los acusados.
A los reporteros, comentó que acudiría siempre y cuando fuera llamado a audiencia por la autoridad judicial.
"Voy a seguir dando la cara en este proceso y por supuesto estoy confiando de mi inocencia. Yo estoy aquí, sigo viviendo aquí y aquí seguiré", se limitó a responder, mientras su gente lo alejaba de los comunicadores y lo subían a su vehículo marca Honda.