Veracruzanas firman la petición para que en Veracruz se respete el estado laico por principio constitucional
Naldy Rodríguez. Xalapa, Ver. La Red Veracruzana por el Derecho a Decidir inició una campaña para pedir a la Secretaría de Gobierno (Segob) que intervenga en Veracruz, pues la “alta jerarquía católica”, ha demostrado ser uno de los grupos que se manejan al margen de la ley y se entrometen en las decisiones de estado.
A través de la plataforma digital Change.Org, para realizar peticiones en todo el mundo, invitan a las veracruzanas a firmar una carta que será entregada al titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, que ponga un alto a la intromisión de la iglesia en el estado.
“Exigimos que la Secretaría de Gobernación ponga un alto a la intromisión de la Iglesia en los asuntos del Estado, ya que de esa manera se vulnera el principio de laicidad, se propicia un ambiente de discriminación y se violenta el Estado de Derecho”, señala la petición.
Recordaron que México es un estado laico por principio constitucional, lo que quiere decir que en nuestro país existe libertad de creencia; que ninguna religión está por encima de otra y que debe haber una clara separación de poderes entre la iglesia y el Estado.
Sin embargo, lamentaron que en Veracruz la alta jerarquía católica impulso leyes a modo, en las que atentan contra los derechos humanos de las mujeres, de los grupos LGBTTTI y de “quienes no se ajusten a lo que ellos consideran que debe ser”.
Recordaron como representantes de la iglesia católica han asistido varias ocasiones al Congreso de Veracruz para presionar la aprobación de la ley Sí a la vida, la cual fue ya avalada por los ayuntamientos y ese poder.
“Son manifestaciones claras del contubernio con funcionarios públicos, quienes sin oponer ningún tipo de resistencia legal, se rinden ante las presiones y participan de negociaciones con la jerarquía católica sin pudor alguno”, señala la petición a Osorio Chong.
Las activistas señalan también que el discurso de odio sobre las mujeres y otros colectivos que proviene de sus oficiantes se ha vuelto cotidiano en toda la república, abonando al clima de violencia y fractura social que de por sí ya existe.