Agencias. Córdoba, Ver. La justicia puede ser inalcanzable en este país, y más en Veracruz, así lo considera Mario Heredia, a quien la violencia tocó de forma dolorosa. ¿Para qué pido justicia?, sé que no habrá, dice.
Sus tíos, Julio Cesar Sánchez – ex alcalde de Tezonapa- , Margarita Pérez y su hermano, Flavio Heredia, fueron asesinados a balazos por un comando armado la tarde del martes, mientras estaban en el taller de laminación “El depredador”, al parecer por casualidad, en el momento equivocado.
Mario, todavía recuerda cuando se enteró de la noticia, alguien lo comentó en un grupo de chat, y puso una foto.
A él se le hizo prudente avisarle a su tío, quien era cliente del taller, pero no le contestó. Diez llamadas después una voz diferente le respondió, reconoció la voz de uno de los dueños del taller, “Mario necesito que le hables a la familia porque nos acaban de chingar”.
Colgó y habló a su madre para darle la noticia: “Mamá acaban de matar a Cesar y a Mago”. Ella se suelta a llorar y alcanza a decirle “tu hermano andaba con ellos”.
Volvió a marcar al celular de su tío, y le dieron más detalles: “mataron a tus tíos y a un chavo como de 17 años”.
- Fíjate si no es mi hermano-, le dijo desesperado
- No puedo, estoy mal, necesito que venga la familia-, respondió uno de los sobrevivientes al ataque.
“Hormiga” el amigo de infancia de Mario y Flavio, corroboró los hechos cuando llegó a las puertas de taller, y constato la desgracia. Ya no hubo duda.
Uno pregunta lo que no quiere saber
Hacia diez años que la familia conocía el taller, eran tres hermanos los encargados de la administración, les decían los “chaparros”.
Lo que pasó esa tarde del 22 de junio es confuso, algunos señalan que el comando venía persiguiendo a la camioneta Sierra GMC color blanca doble cabina que conducía Julio Cesar, otros que el ataque iba dirigido a uno de los dueños de taller a quien se llevaron secuestrado.
En el ataque también murió uno de los administradores del taller, otro resultado herido, había más de 60 casquillos de armas largas en el lugar, según el reporte de las autoridades.
No se sabe que pasó, “No sabemos qué objetivo tuvo ese ataque, pero ellos no eran malas personas”.
El padre de Mario y Flavio, es director de la ESBAO Córdoba, conocen a mucha gente, entre ellas, a uno de los policías que le tocó revisar la escena del crimen.
Mario dice: “Uno pregunta lo que no que no quiere saber, y le pedí que me contara”.
En resumen esa historia junto a los expedientes, señalan que los sicarios asesinaron primero a su tío, le pegaron balazo letales en el tórax y el cuello, “no sabemos cuántos tiros, pero lo mataron primero”
“Mi tía y mi hermano se metieron a una oficina, se escondieron debajo del escritorio, pero era de cristal, llegó un cabrón y les metió que te gusta, calculo por lo que vi, cuatro o cinco tiros en la cara a mi hermano. Mi tía tenia múltiples heridas en la cabeza, ya no quise saber más detalles”.
“Nos desgraciaron la vida”
“Conejo” o “ Pari” eran los sobrenombres con los cuales siempre identificaba a su tío Julio Cesar, era primo de su papá, y eran muy cercanos “ nuestros alcahuetes”, por eso no era raro que su hermano Flavio estuviera con ellos.
Recuerda que eran como sus segundos papás “ a veces íbamos a su casa para comer gorditas de nata o tacos de tripa, éramos muy cercanos”.
Su tíos dejaron en orfandad a tres hijos, una hija mayor, y dos hijos de 15 y 7 años. “ cuando vi a mi prima me dijo, ya nos desgraciaron la vida”.
Tenia razón, ambas familias una en Tenozapa y otra en Córdoba están cruzadas ahora por la desgracia.
Justicia, ¿Para qué?
La violencia alejó a Mario y su familia de córdoba. Hace un par de años que vive en otro estado, pero fue el portador de la mala noticia para su familia, cuando llegó a su casa su padre – director del Esbao le dijo: “eres todo lo que me queda”, aunque sabe que es difícil hace esfuerzos por convencer a su familia de huir de Veracruz.
Mario es duro en sus juicios, dice que perdió la esperanza, que nunca verá la justicia, hace un razonamiento simple: Desde que mataron a su hermano y sus tíos, seguramente hay “como 15 muertos” más, y no pasa nada.
No está alejado de la realidad, desde el ataque a su hermano, un activista fue muerto a balazos en Poza Rica, mientras su esposa está gravemente herida, cinco personas fueron asesinadas en la colonia Adolfo López Mateos en Veracruz, en Gutiérrez Zamora un abogado y su esposa fueron asesinados en su domicilio, en Soledad de Doblado y Actopan se hallaron bolsas con dos cuerpos, ambos con huellas de tortura, y un maestro fue asesinado en Acayucan por resistirse a un plagio.
Flavio tenía planes de estudiar en Veracruz
La mirada cansada y el rostro sombrío de Mario se recomponen cuando recuerda anécdotas de su hermano: “el siempre tenía el cuarto más grande, era el consentido, mi hermano era un cabrón grandote, era un niñote, noble, y se tocaba mucho el corazón, nos llevamos cinco años, pero era fornido porque hacía mucho ejercicio”
Le gustaban los autos, un jeep rojo era su favorito, hay fotos de él en ese coche, que se hicieron camisetas de recuerdo para familiares y amigo en su sepelio, y el coche fue llevado a la iglesia catedral, donde le hicieron una misa de cuerpo presente.
Flavio pronto se iría de Córdoba, tenía 19 años y planes para irse a Veracruz a estudiar odontología.
Apenas 48 horas antes, Mario había visto a su hermano, convivieron por el día del padre. Ahí tomó una foto, es Flavio cargando a su sobrino de apenas 4 meses, esa foto la lleva plasmada en la camiseta que porta el día de la entrevista.
Mario habla y saca su dolor, asegura que le lloró a su hermano todo lo que tenía que llorar, que le dijo todo lo que tenía que decirle, y hasta una “chelita y un cigarrito“ compartieron en el entierro “ Eso me dejó tranquilo” , afirma.
Fuente: AVC