El trabajo infantil se convirtió en una estrategia de sobrevivencia por parte de las familias en situación de pobreza e incluso de clase media, debido a la falta de empleos por parte del padre o la madre, señaló el integrante de la Red por los Derechos de la Infancia y Adolescencia en Veracruz (Rediv), Arturo Narváez Aguilera.
La composición de cómo trabajan en las calles los niños, niñas y adolescentes sufrió una transformación en las últimas dos décadas, porque de estar en las avenidas y quedarse a dormir ahí, ahora se observa esta misma actividad, pero son menores que salen de sus hogares y regresan por las noches a dormir, expuso.
Detalló que estos niños trabajadores se pueden observar en las zonas metropolitanas del estado, como Xalapa, Banderilla, Coatepec, Orizaba, Córdoba, Coatzacoalcos, Poza Rica y el puerto de Veracruz.
“Lo que hicieron fue organizarse a zonas menos visibles en donde pueden trabajar por más de 12 horas y regresan a sus espacios familiares, que en la mayoría de los casos lo hacen con la autorización de los papás. Qué pasa, se salen de las escuelas porque ven que no hay ingreso en su hogar y su única alternativa es trabajar” indicó.
Los niños de la calle pasaron de estar en los espacios públicos a los semifijos, por ello ahora se les ve en tianguis o tiendas, en donde pueden prestar sus servicios, obtener un ingreso y no exponerse a las redadas que realizan las autoridades como el DIF estatal.
“Porque el centro de las ciudades, como Xalapa, o avenidas se volvieron el centro de donde los retiraban, Se dieron cuenta que cada vez los quitaban más y les ocasionó un impacto psicológico y emocional por los retiros forzados”, informó el sociólogo especializado en Sociología de la Cultura y del Trabajo por la Universidad Veracruzana.
El sistema de Protección para niños que propone la Rediv, es analizar cada uno de los casos de niños trabajadores, aun cuando parezca un “desafío”, porque al dedicarse a labores de los adultos, abandonan la escuela.
Los padres y madres de estos menores de edad dijeron que su interés es la educación de sus hijos, pero la crisis económica, y las cuotas cada vez más altas de las escuelas de educación pública, les impiden cumplir con este derecho.
“Les piden que para pintar la escuela, que para el pago del agua, la luz, uniformes, una serie de exigencias de pagos de cuotas, que lo único que genera es exclusión, porque el Sistema no está comprendiendo que hay niñez en situaciones económicas diferenciadas”, indicó.