El domingo, el presidente boliviano, Evo Morales, vivió su primera derrota en las urnas en todo su mandato, de lo cual culpó a la guerra sucia, a la derecha y la guerra económica, como lo hace constantemente su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, al explicar la crisis de su país.
“Se desató en mi contra una guerra sucia. En esta batalla ideológica, hemos derrotado el golpe de Estado, el referéndum revocatorio, la guerra económica. La derecha dice que es el mejor momento para tumbar a Evo”, dijo el mandatario ayer en conferencia de prensa en el Palacio Quemado.
Con esa declaración, aludió al discurso del Ejecutivo chavista.
“Nuestro pueblo ha sufrido durante dos décadas el acoso permanente de los poderes imperiales de Estados Unidos”, dijo el mandatario durante su intervención en Naciones Unidas, en noviembre del año pasado.
“Hoy Venezuela sufre el acoso de la mala utilización y la manipulación de los derechos humanos occidentalmente concebidos para intentar aislar a Venezuela y proteger a los que quieren destruirla”, agregó.
De acuerdo con el reporte de conteo oficial del plebiscito, al 80.4 por ciento escrutado, la diferencia a favor del No sigue siendo de casi 10 puntos, según datos del Tribunal Supremo Electoral difundidos en su página de Internet.
Según el dato, contenido en la Transmisión Rápida y Segura de actas, el NO vence por 54.2 por ciento al SÍ con el 45.8 por ciento.
“Somos optimistas, confiamos. Somos antineoliberales, anticapitalistas, anticolonialistas. Esa lucha va a seguir aunque gane el No, eso nunca se abandona”, manifestó el presidente, que perdería sus primeros comicios desde que asumió el poder.
Históricamente los triunfos electorales del líder socialista suelen ser arrolladores.
En 2006, se convirtió en el primer presidente de su país en ganar las elecciones presidenciales por mayoría.
El presidente afirmó que las redes sociales favorecieron una campaña en su contra.
Lo anterior luego de que medios de su país publicaron un escándalo de tráfico de influencias con una empresa china que recibió contratos del gobierno, la cual pertenece a su expareja Gabriela Zapata.
“Con las mentiras hicieron daño, eso se investigará. Si nos hemos equivocado o no, tendremos un movimiento interno. Pero no sólo somos un gobierno, somos una revolución democrática, pacífica y cultural”, concluyó.
Pese a las cifras poco favorecedoras, el mandatario izquierdista afirmó que se mantendrá en la lucha.
“Vamos a esperar pacientemente el pitazo final del Tribunal Electoral, somos optimistas”, dijo. Además anunció que aceptará el recuento final.