Celdas equipadas con salas, camas king size, pantallas y frigobares; acondicionadas con baños sauna, aire acondicionado, y adornadas con acuarios, es parte de lo que tenían los reos dentro del penal de Topo Chico, en Nuevo León, el mismo en donde el jueves pasado 49 presos fueron asesinados y 12 heridos durante un motín.
Además, había otra que fue acondicionada como un bar, cientos de altares de la Santa Muerte dispersos en diferentes puntos de la cárcel, y 280 puestos semifijos, como si se tratara de un mercado ambulante en donde se vendían alimentos y bebidas con un sobreprecio de hasta un 120 por ciento.
Tras el enfrentamiento que dejó decenas de presos sin vida, elementos de la Fuerza Civil entraron a este centro penitenciario para catear las celdas y revisar las condiciones de vida de los internos.
Las autoridades encontraron ahí que había zonas en las que sólo podían entrar los reos que las “controlaban”.
Y es que ahí vivían con todos los lujos internos “adinerados”, como Jorge Iván Hernández Cantú, alías El Credo y Juan Pedro Zaldívar Farías, alías El Z 27, ambos acusados de comenzar el enfrentamiento del jueves.
Fue en esos lugares donde los agentes hallaron las pantallas LSD y de plasma, los frigobares, las salas, camas y demás comodidades que supuestamente están prohibidas dentro del centro penitenciario, pero que las tenían gracias a las cuotas que entregaban a las autoridades carcelarias.
Los altares a la Santa Muerte los había de todos tamaños. Desde pequeñas figuras de no más de 15 centímetros, hasta otras de la medida real de una persona.
Los artículos decomisados por las autoridades eran tantos, que los agentes tuvieron que apilarlos en la zona de canchas del penal, y debieron ayudarse de maquinaria pesada y camiones para poder retirarlos.
El secretario de Seguridad del estado, Cuauhtémoc Antúnez, aceptó que dentro de Topo Chico existía un autogobierno que ejercían líderes del crimen organizado ahí presos, en complicidad con algunas autoridades.
“Conocimos todas las irregularidades que existían, arbitrariedades, abusos, cobros de piso”, dijo el general Antúnez.
Entre los abusos que sufrían los reos estaba la obligación de pagar una cuota semanal a reos como El Credo, quienes amenazaban y atentaban en contra de quienes se negaban a entregar lo exigido.
Tras el operativo efectuado por la muerte de 49 internos, el secretario de Seguridad del estado aseguró que “ (los internos) nos piden que ya cese eso, estamos dando esa garantía, ahorita ya tenemos el control con Fuerza Civil para evitar que esos vicios se vuelvan a suscitar”.
Según las autoridades del estado, tras este operativo el cobro de piso, el tráfico de drogas y los privilegios se acabaron en el penal del Topo Chico.