Sudán y el Reino Islámico de Baréin, ambos aliados de Arabia Saudita, rompieron lazos diplomáticos con Irán en protesta por el ataque a la embajada saudita en ese país.
Emiratos Árabes Unidos, otro país del Golfo Pérsico, que mantiene lazos cercanos con Riad, anunció que su embajador en la República Islámica, había sido retirado y en su lugar quedaría un representante de negocios.
El presidente de Sudán, Omar Hasán al Bashir, ordenó el retorno de su embajador acreditado en Teherán y expulsó al diplomático de ese país. En un comunicado el gobierno sudanés condenó el incendio de la sede diplomática de Arabia en Irán, a quien responsabilizó de la creciente tensión y de la ruptura de los vínculos políticos con las naciones del Golfo Pérsico.
Por otro parte Baréin, quien mantenía lazos con la nación islámica prácticamente inexistentes declaró su imposibilidad de continuar sus relaciones diplomáticas con Irán.
El Reino de Baréin, que desde hace cinco años está sumido en una crisis política interna depende financieramente de Arabia Saudita. Desde que comenzó la revuelta de la Primavera Árabe en las naciones de Oriente Medio, la nación se ha enfrentado a un conflicto interno en el que la mayoría de su población que profesa una vertiente del islam chiita se opone al gobierno de la familia real la cual en de ascendencia sunita.
La familia real ha acusado al gobierno de Irán de fomentar actos terroristas y de interferir en la política interna de su país. En octubre pasado retiró a su embajador en la República Islámica y expulsó al encargado de negocios iraní.
Por su parte Abu Dabi detalló que reducirá sus relaciones diplomáticas para enfocarse sólo en los nexos comerciales entre la federación del Golfo Pérsico e Irán debido a la “continua interferencia de Irán en el Golfo y los asuntos internos de los países árabes”.
El domingo, EAU convocó al embajador de Irán en protesta por la presunta interferencia de Teherán en los asuntos internos de Arabia Saudita, así como por los ataques contra las misiones diplomáticas en Teherán y Mashhad.
La decisión de EAU responde a la tensión desatada entre países sunitas y chiítas del Golfo Pérsico tras la ejecución del clérigo chiíta Nimr al Nimr por parte de Arabia Saudita.
Al Nimr, considerado uno de los líderes de la Primavera Árabe de 2011 y un crítico feroz de la dinastía Al Saud, fue ejecutado el sábado pasado junto a otras 46 personas bajo los cargos de terrorismo, desobediencia civil y apostasía.