Es casi mediodía, muy nublado y el escenario parece grisáceo. Los cafetales de Coatepec están desolados, no hay gente trabajando en el corte, porque la producción es baja. El 80 por ciento fue consumido por la roya, una plaga potente que amenaza con seguir en expansión.
El recorrido hace llegar a la comunidad “Bella Esperanza”, municipio de Coatepec, donde casi a orilla de carretera se observa a un anciano, con camisa manga larga que le protege de los piquetes de moscos y zancudos. Ahí él realiza la cosecha.
Permanece solitario y con un morral corto. Cuenta que ahora con una sola persona basta para poder cultivar el aromático, “pues ya no hay mucho que cortar”.
“Muchísima gente era contratada, venían del estado de Puebla. Había cuadrillas que se les daba hospedaje. Gente que tenía mucho café contrataban a mucha gente porque había muchísima cosecha”.
En cambio hace 20 años, era necesario contratar por lo menos media centena de trabajadores para acelerar la cosecha y hacer largas filas para vender el producto. Pero esas bonanzas se acabaron.
“Para ir a vender el café se hacían colas. Había compras del Instituto Mexicano del Café, había muchísimo y ahora no. Ahora está muy pobre esto”.
El productor se identifica como Jesús Montero quien le ha dedicado 50 años a esta labor que es herencia de su padre. Sin embargo lamenta que la producción haya comenzado a sufrir decadencia.
Durante la plática, él no se distrae; muestra su poca cosecha, las matas carcomidas por la roya y las áreas donde ya sólo quedan manchones de tierra.
Ahora el kilogramo lo venden a ocho pesos con 60 centavos, cuando hace tres años llegó a tener un precio más alto, que oscilaba hasta 15 pesos, como en el caso de Teocelo y Xico.
Relató que hace dos décadas llegaban a vender hasta ocho toneladas por cosecha, cuando actualmente apenas logran sacar una, “porque cayó casi 90 por ciento la venta del café”, comenta mientras jala una de las ramas con las semillas enrojecidas de maduras.
La caída en los precios aunado a la roya, varios productores decidieron cambiar el giro y derribaron sus cafetales para utilizar la tierra en la siembra de limones y cañas.
Don Jesús, viste sus botas de plástico color negro y también una gorra con el logotipo “Adelante” el cual fue utilizado cuando andaba en campaña el ahora gobernador priista, Javier Duarte de Ochoa.
En su terreno tiene 3 mil plantas, pero sólo 100 son las que le generaron producción, el resto de las matas perdieron las flores, las hojas y los frutos, aunque aún tiene la esperanza de rescatar algo de este cultivo.
La humedad que se respira bajo esa vegetación le acompaña el aroma del café maduro. Y a pesar de que haya más pérdidas que ganancias seguirá con la siembra, pues medio siglo lo ha vivido entre estas cosechas que la roya intenta destruir.