La pobreza que invade a muchas familias de zonas indígenas y serranas, es causa de mucha tristeza, porque teniendo tanta riqueza gracias a la bendición de Dios, se dan situaciones de pobreza y de incapacidad de sostener a quienes viven en esos territorios, expresó el obispo de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino.
“Es doloroso que vivamos en esta situación que además tienen raíces de injusticia, corrupción, engaño”, dijo al ser cuestionado sobre el problema de pobreza que viven muchos mexicanos, e indígenas como los de la sierra de Zongolica.
En el anuncio del Año de la Misericordia, el religioso fue bien claro al indicar que tal como lo ha dicho el propio Papa Francisco, es urgente que el mundo, caído en rebeldía y soberbio, deje de creer que no necesitamos de Dios, “queremos un mundo sin Dios, un mundo que acabará por aplastar al hombre”.
La Eucaristía de este mediodía en la Catedral de San Miguel Arcángel, permitió a Monseñor hacer el anuncio ante la feligresía, del Año de la Misericordia, y con ello, de la urgencia de que el mundo hable del amor de Dios.
“Vivimos una crisis marcada por contextos mundiales, en donde el asunto económico ya no es algo que solo concierne a una sola sociedad o país, sino que vivimos en una conexión y ahora con esta organización económica, a todos nos afecta”, dijo el Obispo en posterior rueda de prensa.
Añadió, que por otra parte, está el egoísmo de quienes pudiendo promover no promueven, de quienes pudiendo educar no educan, los que tienen que gobernar no gobiernan, los que deben crear el empleo no lo crean, quienes tienen hablar de Dios no hablan claramente de Dios, los que tienen que evangelizar no siempre lo hacen correctamente.
“Todo esto va coadyuvando a que esas situaciones se den, en la tristeza de no tener lo suficiente para tener una vida digna”, apuntó.
Reconoció que los parámetros del Coneval son específicos, al referirse a la pobreza, “pero es una situación que nos lastima, nos duela, pero también nos anima a que las cosas cambien”.
Porque en caso que esto no cambie, existen riesgos como el deterioro de la vida, de las familias, la desintegración familiar, el dolor de quienes tienen que dejar sus tierras y salir.
También son consecuencias, la desesperación, las enfermedades y lo que viene junto con la carencia de recursos necesarios, Incluso, aunque no directamente, también viene la violencia, la delincuencia, porque todo mundo quiere dinero, unos más fácil, otros ganándoselo, pero se van encontrando situaciones que lastiman el tejido social, anotó el Obispo.
Destacó que este 8 de diciembre se abre el Año de la Misericordia en Roma, y será el que prevalezca hasta 2016, y destacó que los retos que se enfrentarán son principalmente dejarnos amar por Dios.
Y otro más es bajarle a nuestra soberbia de pensar que no necesitamos de Dios, tener la sensibilidad de ponernos en el lugar del otro. Como cristianos estamos llamados a imitar a nuestro padre celestial siguiendo en Evangelio.
Monseñor Cervantes Merino, también invitó a que todos los cristanos vivan con pasión en todos los ámbitos de su vida ya sean culturales, sociales, políticos, religiosos, todo lo que le toca vivir buscando hacer un mundo mejor y todo esto se puede iniciar en el Adviento, en esa espera de celebrar una vez más el nacimiento de Jesús, pero también en la espera de su nueva llegada.