EL UNIVERSAL
CIUDAD DE MÉXICO
La confección de los libros de texto de secundaria, que desde la Dirección de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) impulsa el gobierno mexicano desde finales del año pasado —con base en el nuevo Plan de Estudios para la educación preescolar, primaria y secundaria, según el Acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de agosto—, no sólo mantiene en la incertidumbre a la industria editorial mexicana, que desde hace más de dos décadas comercializaba los libros de texto para más de 5.5 millones de estudiantes, sino también ha generado la preocupación de pedagogos y profesionales de la educación.
Ante el sigilo con el que la SEP elabora "la nueva familia de libros de texto para secundaria", como los ha calificado el director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, estudiosos califican de un "cambio abrupto" y "antipedagógico" el que el Estado pretende enseñar la diversidad de materias de educación secundaria con un solo libro de texto, o acaso un paquete de tres libros de texto para cada uno de los tres grados, porque consideran que "limitará la variedad de contenidos", habrá vacíos en la enseñanza, y porque se rompe con el modelo histórico en el que los profesores podían elegir entre un amplio catálogo de títulos producidos por la industria editorial privada aquellos que mejor les permiten dar sus clases.
El posible rompimiento entre la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) y la SEP con las editoriales privadas preocupa a la pedagoga y doctora en Ciencias Sociales, Carolina Crowley, así como a la pedagoga e investigadora del Cinvestav, Susana Quintanilla, quienes coinciden en señalar que esta nueva propuesta terminará con un logro que era histórico: el del trabajo colaborativo entre la SEP, la Conaliteg y las editoriales privadas.
"Será una tristeza que se implemente algo que no tiene sustento, que no ha sido probado ni en pruebas piloto; se estará aprendiendo con el error, pero con jóvenes estudiantes. No veo mejoras en lo poco que han dicho las autoridades, veo una destrucción de lo conocido y una imposición de algo nuevo", expresa Carolina Crowley.
Para la pedagoga, cambiar de forma abrupta un modelo educativo refleja el deseo de las autoridades de imponer pensamientos e ideologías. "Este cambio representaría la imposición de una sola mirada; hoy, las cosas como las vemos se encaminan a una tendencia totalmente marcada hacia ideologías con referentes hacia el marxismo y el leninismo y hacia la opresión".
Ambas especialistas coinciden en que el modelo de selección de varios libros por asignatura es positivo y ayuda a la diversidad del conocimiento, e insisten que limitar el aprendizaje a un solo paquete de libros es retroceder en la libertad de cátedra y pensamiento.
"De hacerse lo que suponemos que van a hacer, habrá exclusión de las editoriales en el proceso; yo no creo en la distinción entre lo público y lo privado porque la industria editorial también hace una inversión en producir estos libros, también hay participación de muchos autores e investigadores, ilustradores, diseñadores, una industria a la que se le dará la espalda", indica Quintanilla.
La especialista también señala que el modelo actual para crear libros de texto en secundaria debe sostenerse y trasladarse a la educación primaria. "Si desde el gobierno impulsas diversidad de materiales, y si esos materiales son más funcionales dependiendo tu contexto social, económico y regional, podrías convertirte en referente mundial de modelo de educación".
Esa es también una de las grandes preocupaciones del escritor Felipe Garrido, quien ha trabajado con la SEP desde hace más de tres décadas e incluso fue autor del libro de Historia de México que durante más de 20 años fue uno de los libros de texto gratuitos de primaria. El también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua asegura que "es absurdo" lo que pretende la SEP de tener un libro único.
"Es tratar de educar a toda la población para tener un mismo pensamiento y los mismos principios; esa es una fantasía de dictadores, que todos se uniformen, que todos sean iguales y que todos piensen como piensa el dictador en turno", afirma el académico, quien es uno de los más importantes estudiosos de la formación lectora en México. Incluso dice que esta iniciativa desde la SEP es tan grave como los ataques que ha estado sufriendo el INE, "quizás es aún más grave lo que está sucediendo con los libros de texto en este momento".
Felipe Garrido, quien durante más de cuatro décadas ha trabajado para la SEP en diferentes proyectos y como autor de libros de texto, califica la actual modificación emprendida desde la Dirección de Materiales Educativos como una desgracia que estamos viviendo y que si no encuentra una solución rápida nos va a costar décadas resarcir el daño que ya nos está haciendo.
"La SEP ha evaluado los libros que hacen los editores privados desde siempre; esos materiales que produce la industria editorial desde 40 o 50 años han sido sometidos al análisis de la SEP. En el calendario de cada año había un tiempo en el que se presentaban los libros a la SEP y la SEP los aprobaba o no, o pedía ajustes, hacía recomendaciones, daba indicaciones para cambiar tal o cual texto. Siempre la SEP ha ejercido una vigilancia sobre esos libros porque es su papel, pero de eso a suprimir a los editores hay una distancia muy peligrosa", afirma categórico.
Conaliteg, sin capacidad de editar
La investigadora Lorenza Villa Lever, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, durante un seminario organizado por el Conacyt el pasado 22 de febrero con el título "Libros de Texto Gratuitos. Avances y retos de una nueva política", en el que el principal orador fue Marx Arriga, puntualizó que la SEP es la que da las orientaciones técnico-pedagógicas para que se hagan los libros, tanto de primaria como de secundaria, y que la Conaliteg convoca a las distintas editoriales privadas a hacer los libros de texto.
"Creo que es una buena combinación, quizás pueda mejorarse, pero es claro que la Conaliteg como empresa editorial no tiene la capacidad física para producir los millones de libros que tendría que producir no sólo para primaria sino también para secundaria", señaló la investigadora, quien agregó: "Decir que hay libros ilegales es llevarnos otra vez a la inquisición. Yo creo que el conocimiento es muy diverso, hay muchas fuentes para expresarlo. Más bien hay que educar a los niños y enseñarlos a dirimir entre lo falso y lo verdadero, pero no hay libros ilegales ni materiales ilegales".
Esto luego de que el director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, advirtiera que los libros de texto que no edite y supervise el Estado serán ilegales, "no hay una sola casa editorial que haya planteado a la Secretaría materiales para ser evaluados, así que todos los materiales que se comercialicen el próximo ciclo escolar bajo ese modelo educativo serán ilegales porque no han pasado por ningún filtro" e insistió en todo momento que el Reglamento Interno de la SEP mandata que es responsabilidad del Estado el diseño, la producción y distribución de los materiales educativos, así como evaluar los materiales que se utilicen en todas las escuelas".
Felipe Garrido señaló que lo más importante de un Estado es educar a sus ciudadanos y formar lectores, por eso ante esa nueva "reforma" que impulsa la 4T afirma: "No tiene porque ser nueva familia de libros. No se puede tirar a la basura lo que ya se ha hecho, esa es una mala costumbre de este régimen. Podemos mejorarlo, cambiarlo, pero no tirarlo a la basura".
Educación secundaria
Algunos años clave en la historia de la enseñanza a nivel secundaria en el país:
En 1925 comienza la educación secundaria en México
Desde 1993, el Estado incorporó la educación secundaria como obligatoria.
En septiembre de 1995, Tabasco se convirtió en el primer estado en distribuir libros de texto gratuitos.
En 1997 se inició con el proceso de llevar libros de texto gratuitos a todos los estados del país.