5 de Diciembre de 2025
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Dan el último adiós a Rosario Ibarra

 

 

 

 

 

 

EL UNIVERSAL

MONTERREY

A lo máximo 50 personas, incluyendo las que llegaron de otras partes del país, dieron el último adiós en el Panteón Dolores a la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra, quien dedicó 48 de sus 95 años de vida a buscar a cientos de víctimas de desaparición forzada, entre ellas su hijo Jesús Piedra Ibarra, un joven guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre desaparecido el 20 de enero de 1974.

Casualidades del destino, los restos de doña Rosario reposarán en una tumba ubicada entre un pino y un ciprés, en el mismo cementerio donde descansa el empresario, líder indiscutido del denominado Grupo Monterrey, Eugenio Garza Sada, ultimado el 17 de septiembre de 1973, durante un intento de secuestro por un comando de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

En punto de las 16:00 horas, un pequeño convoy de unos 10 vehículos, encabezado  por la carroza donde eran llevados los restos de doña Rosario, entró al Panteón Dolores por un corredor en el que a la sombra de los árboles ya esperaban entre 20 y 30 personas para presentarle sus respetos y darle el postrero adiós a la pionera en la lucha por la presentación de los desaparecidos políticos, los derechos humanos y las libertades democráticas.

Con tono suave, pero firme, Claudia Piedra Ibarra habló a nombre de la familia para agradecer a los presentes y despedir a su madre. Sin rodeos, expresó que si bien el gobierno de López Obrador "ha hecho mucho por el país", le queda más por hacer, porque "no puede haber transformación verdadera, mientras persista el problema de los desaparecidos políticos".

Agregó que no puede haber conformidad, "si no hay más respuesta que un decreto mocho como el que se dio, incompleto, dejado en manos de gente incapaz, que no ha cumplido, y vamos a seguir adelante, porque no podemos dejarlo así".

Recordó que su madre le pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador "que le entregara la verdad de mi hermano [Jesús Piedra] y los demás desaparecidos, y no ha cumplido".

Esta práctica de la desaparición, aseveró, ha ido creciendo como ola y eso ha causado mucho daño, "y esa incapacidad, esa insensibilidad en las autoridades de todos los tiempos y también ahorita, que están obligados a saberlo, no dan respuesta efectiva, no saben exactamente todo el daño que han causado, sobre todo porque no se ha logrado detener lo de la desaparición forzada, siguen las ejecuciones, siguen actuando con impunidad".

En su turno, su hermana Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de los  Derechos Humanos (CNDH), dijo que una sociedad justa, en la que se respeten los derechos, no se da por decreto, es una construcción social en la que todos debemos poner nuestro grano de arena y hacer a un lado mezquindades y unirnos en la lucha por las libertades democráticas.

Pidió a los presentes que el recuerdo que se lleven de su madre sea el de esa mujer incansable, de esa luchadora tenaz que hasta el último momento de su vida exigió a todos los gobiernos la presentación de todos los desaparecidos de este país.

Tenemos que volver a nuestros años de activistas, cuando la acompañamos en su lucha durante más de 40 años, tenemos que seguir sembrando esas semillas y regarlas, que sigan floreciendo y vamos a tener, entonces sí, en esta patria, un lugar en donde podamos decir que vivimos en paz, que por fin se está abriendo el camino hacia la democracia.

Demandó que las sigan acompañando en esta lucha, "y que no nos abandonen y se conviertan en multiplicadores".

Laura Elena Gaytán Saldívar, quien llegó desde Chihuahua, mencionó que doña Rosario la sacó de la detención  clandestina, salvándola de la desaparición y quizá de la muerte, ya que estuvo detenida tres meses en el Campo Militar número 1, en 1979.

Expresó que cientos de presos políticos que fueron rescatados y unos 150 desaparecidos que fueron encontrados, "deberían estar honrando aquí su memoria, porque gracias a su lucha lograron su libertad y amnistía".

Lamentablemente, dijo, muchos  claudicaron y traicionaron el movimiento, "es la verdad y la tenemos que asumir, se enquistaron en programas y en acomodos de los gobiernos en turno por sexenios". Por eso, expuso, ojalá lo que les quede de conciencia les permita asumir que gracias a Rosario y a mi madre Laura Saldívar Ochoa, entre otras activistas, hoy tienen libertad y vida.

Consideró que doña Rosario "eligió hasta el día de morir, el 16 de abril, cuando fue proclamada la revolución socialista en Cuba, y viene a descansar y a reposar este 17 de abril, precisamente 45 años después de haber iniciado esta dolorosa lucha que sigue esperando resultados, la búsqueda de los desaparecidos", entre ellos, Jesús y su hermano Óscar Javier [Gaytán Saldívar], ambos sin localizar desde 1974.