
EL UNIVERSAL
SAN JOSÉ
Un hondureño personificó la profunda penetración del Cártel de Sinaloa, uno de los más poderosos e influyentes de México y del resto del mundo, después de más de 33 años de operar y de expandirse y colarse en los trillos políticos, partidistas, empresariales, financieros, judiciales, militares, policiales y criminales de América, Europa, Asia y África: Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras de enero de 2014 a enero de 2022.
Creado en 1989 como una prolongación de los cárteles mexicanos de Guadalajara, debilitado ya en ese año con el arresto de sus líderes, y de Juárez, el Cártel de Sinaloa demostró con Hernández su verdadera capacidad de infiltración al más alto rango político para consolidarse en lo que es hoy: un conglomerado transnacional de la delincuencia organizada y más allá de un puñado de forajidos callejeros sin protección política.
Hernández salió el 27 de enero anterior de la Presidencia de Honduras y el 14 de febrero cayó preso en Tegucigalpa por una solicitud de extradición de Estados Unidos por presunta narcoactividad.
El proceso por el que el exgobernante podría ser llevado a una cárcel estadounidense tiene un hecho esencial: EU denunció que, en 2012 y como candidato presidencial, Hernández recibió un millón y medio de dólares que le envió el narcotraficante mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán, uno de los jefes del Cártel de Sinaloa, para financiar la campaña electoral que ganó en 2013 y lo llevó al poder en 2014.
Hernández siempre alegó ser inocente, pero fue apenas uno de los múltiples andamios que el cártel, con Guzmán o con su otro jerarca —Ismael Zambada, alias "El Mayo"— y con sus temibles lugartenientes, usó para edificar un emporio mundial del crimen.
"El Cártel de Sinaloa es más que una estructura criminal: es un consorcio empresarial", afirmó el guatemalteco Carlos Menocal, ministro de Gobernación de Guatemala de 2010 a 2012 y consultor en seguridad y defensa. "Tiene múltiples expresiones comerciales lícitas e ilícitas: contrabando de dinero, armas, municiones, vehículos, drogas, migrantes. Incursionó con fuerza en sembrar marihuana en el norte de Guatemala", dijo Menocal a EL UNIVERSAL.
"El cártel operó con los 12 principales narcotraficantes guatemaltecos, ya extraditados a EU. Tiene laboratorios para procesar heroína y éxtasis en la frontera Guatemala-México. El más importante importador de precursores químicos de India, China y Holanda a Guatemala es el Cártel de Sinaloa con sus socios de Guatemala", aseveró.
Guatemala fue crucial para "El Chapo". Tras pasar por El Salvador, fue detenido en 1993 en Guatemala y entregado a México, pero se fugó en 2001 de una cárcel mexicana y, según fuentes de seguridad, visitó la zona con frecuencia. Recapturado en 2014, escapó de una prisión de México en 2015 y en 2016 volvió a caer preso, en 2017 fue extraditado a EU y en 2019 condenado en Nueva York a cadena perpetua y 30 años.
Mapa de influencia
Aunque el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que irrumpió en el segundo lustro de la década de 2000, amagó con arrebatarle espacios, el cártel siguió siendo el referente del narcotráfico internacional. El cártel opera en México, EU, Canadá, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia (principal productor mundial de cocaína), Venezuela, Ecuador, Perú, Chile y Argentina, y con intermediarios en Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, República Dominicana y Nicaragua.
Por ser el más grande consumidor mundial de drogas, EU se ratificó como el más importante cliente del cártel. Los vínculos contemplan desde la Cosa Nostra, basada en Sicilia (extremo sur de Italia) y con redes en EU y varias partes del mundo, hasta la Ndrangheta, organización criminal italiana de la sureña zona de Calabria, pasando por conexiones con mafias de Rusia.
Las relaciones incluyen la Yakuza, cadena japonesa de extorsión, narcotráfico, blanqueo de capitales, prostitución, apuestas ilegales, tráfico de armas, trata de personas y otras modalidades criminales con bases en Japón, EU y México, entre otras naciones. Los cárteles de Los Soles, de Venezuela y, según EU, dirigido por militares venezolanos, y el Clan del Golfo, el más poderoso de Colombia, son aliados cruciales de la mafia de Sinaloa.
La Fiscalía General de El Salvador informó en 2016 que el cártel hizo un pacto de armas y drogas en 2015 en Culiacán, México, con la filial salvadoreña de la Mara Salvatrucha (MS-13), tenebrosa pandilla presente en México, EU, Europa y el norte de Centroamérica que aporta servicios de protección de cargamentos de alucinógenos y de sicariato a Sinaloa. Según registros policiales, Sinaloa usa a diminutas islas del Caribe como puentes de alcaloides hacia mercados de EU y Europa.
El Pacífico
El colombiano John Marulanda, coronel en reserva activa del Ejército de Colombia y presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares de Colombia en Retiro, relató a este periódico un escenario amenazante: el Cártel de Sinaloa se asentó a lo largo del litoral de América del Sur sobre el océano Pacífico. "El cártel logró poner su pie en el área del Pacífico de Colombia que sale de la frontera con Panamá y llega a Chile: es una extensión extraterritorial en EU y América Latina", recordó.
"El Cártel de Sinaloa ya no sólo compra cocaína en Colombia, sino cultivos ilegales de hoja de coca [materia prima de cocaína]. Aporta el dinero en efectivo que compra a los aborígenes e indígenas colombianos [que siembran hoja y producen droga] su voluntad y simpatía: ellos ven en los mexicanos a los salvadores de su situación económica crítica", reveló.
El gobierno colombiano certificó la movilización de mexicanos del cártel en los departamentos de Cauca (suroccidente y sobre el Pacífico), Putumayo (sur y limítrofe con Ecuador) y Norte de Santander (nororiente y fronterizo con Venezuela), destacó. "Son las dos fronteras más críticas de Colombia", refirió Marulanda.
El cártel comenzó, al menos en 2019, a incursionar a Ecuador y se afianzó en la década de 2010 como base del transporte de drogas al norte de América en un corredor marítimo y aéreo en el Pacífico. Los cárteles mexicanos, en particular de Sinaloa y CJNG, forjaron estrechos nexos con militares corruptos venezolanos y guerrillas colombianas en la frontera entre Colombia y Venezuela para coordinar el envío de cocaína a Centroamérica, México y EU.
La Fiscalía General de Chile alertó en 2021 que el territorio chileno dejó de ser de tránsito de alucinógenos y que los mafiosos de Sinaloa y CJNG pretenden "asentarse" en ese país y con la mira en los puertos. La Fiscalía detectó ese año intentos de Sinaloa de enviar cocaína de Chile a Países Bajos y de instalar un laboratorio para producir cocaína en el norteño puerto de Iquique. "Sinaloa domina en Perú en alianza con mafiosos europeos", narró el sociólogo peruano Fernando Rospigliosi, exministro del Interior y expresidente del (estatal) Consejo de Inteligencia de Perú.
"Los mexicanos de Sinaloa y los europeos controlan el tránsito de droga a Europa y Asia. El 95% de la hoja de coca que se produce en Perú, segundo productor mundial [de cocaína], es para narcotráfico. La cocaína de Perú va a Europa y Asia, y a EU sólo una mínima parte", detalló Rospigliosi a este periódico.
Sin citar a Hernández en Honduras, describió una trampa y advirtió: "El efecto corruptor del narcotráfico es devastador".
Intercambian tecnología y dinero por armas y droga
El Cártel de Sinaloa acordó con el Clan del Golfo, el más fuerte de Colombia, pagarle la cocaína con armamento sofisticado. La revelación está contenida en Radiografía de la ominosa presencia de los cárteles mexicanos, emitido en 2021 por la (no estatal) Fundación de Paz y Reconciliación, de Colombia, y que identificó que la financiación y la articulación redefinen el nexo de ambas mafias.
El reporte, del que EL UNIVERSAL tiene copia, aseguró que el escenario cambió cuando las ahora disueltas guerrillas comunistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejaron de suministrar cocaína a los cárteles mexicanos al firmar la paz en 2016 con el gobierno colombiano para poner fin a más de 52 años de guerra.
En Tarazá, municipio del noroccidental departamento (estado) colombiano de Antioquia, "se ha alertado de la incursión de cárteles mexicanos provenientes de Sinaloa, que han logrado la estabilización de los flujos de producción de la pasta de coca y las rutas de movilidad, en especial en territorios abandonados por las FARC.
"La financiación se da a través de la inyección de grandes capitales y armas" por parte del cártel y la articulación busca garantizar la cadena de producción de cocaína en Colombia para surtir las redes de contrabando de Centroamérica a México y EU, precisó.
Según el estudio, en Caucasia, municipio de Antioquia, "algunas fuentes" revelaron que existe "un intercambio tecnológico entre el Cártel de Sinaloa y el Clan del Golfo" para "fortalecer comunicaciones del grupo colombiano" y la narcoactividad y que "la estructura mexicana estaría pagando la cocaína con armamento sofisticado".