Iban acompañados por sus hijos Anel Josemith Harnández, de 26 años; Anaí Gesel, de 23, y Alan Giresse, de 18, además de Juan Manuel de la Cruz, esposo de Anel.
Ellos habían planeado el viaje para ver jugar a su equipo favorito y para eso habían ahorrado y pretendían aprovechar las vacaciones escolares para ir de paseo, luego de asistir al encuentro América-Puebla en el estadio Cuauhtémoc.
Los integrantes de la familia Hernández Hernández eran cristianos y nunca habían viajado juntos, se entusiasmaron por el partido y aprovecharon los boletos baratos que les ofrecía “Viajes Huicho”, para poder vacacionar.
Hoy sus parientes aguardan la identificación de los cadáveres carbonizados para darles cristiana sepultura.